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Columna de opinión:

Atropellando ballenas: ¿ausencia de regulación o vista gorda?

sociales
14/05/2021 a las 18:29
Pinguino Web 2
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Dr. (c) Jorge Acevedo Ramírez, investigador Centro Regional Fundación CEQUA

Tal vez no es muy conocido por el público general que las diferentes especies de mamíferos marinos aún se enfrentan a diversas amenazas, muchas de loas cuales son originadas por nuestras propias actividades, y que pasan desapercibidas. Una de estas amenazas es el tráfico marino, que ha ido en incremento desde las últimas décadas, no tan solo en la frecuencia e intensidad del tráfico mismo, sino que también en el tamaño de los barcos con cada vez mayor capacidad de volúmenes de carga, y con altas velocidades de navegación. Este aumento en el tráfico marino ha estado impactando silenciosamente la vida de muchas especies marinas, incluyendo a los mamíferos marinos, y en particular a los cetáceos, con impactos que van desde cambios en la distribución espacial, pérdida de espacio de comunicación entre los miembros y aumento en niveles de cortisol (hormona del estrés), por mencionar algunos efectos. Sin embargo, un impacto que ha ido en incremento son las colisiones. Sí, la colisión de embarcaciones/barcos con ballenas, acción que es homónima a un automóvil que atropella a una persona en la vía pública. Lamentablemente otro atropello ocurrió nuevamente hace poco tiempo en el Estrecho de Magallanes, afectando ahora a otra ballena jorobada que era conocida por años por migrar a nuestras aguas para alimentarse. Este es el cuarto o quinto caso ocurrido en los últimos años, además de la ballena sei que estaba siendo rastreada satelitalmente y que varó en la costa de Tierra del Fuego el año pasado por haber sido atropellada. Pero estas colisiones no solo se están produciendo en el Estrecho de Magallanes, sino que también en otras partes del país como Antofagasta, Mejillones, Valparaíso y Chiloé, con al menos 40 casos en los últimos años, sin agregar aquellos casos que deben estar ocurriendo en mar adentro que no son informados y, por tanto, no entran en las estadísticas, como es señalado en una reciente nota realizada por la Sociedad Chilena de Especialistas en Mamíferos Marinos en otro medio escrito de comunicación. A pesar de que estas evidencias de atropello con lesiones graves o muerte del animal han ido aumentando en nuestro país, las autoridades pasadas y actuales no han hecho nada, o más bien hacen vista gorda a esta situación, tal vez porque se trata de ‘animales’ y, por tanto, no es importante, de Chile no sale. El perder a un animal como individuo talvez pueda no ser importante de alarmarse si estos eventos fuesen raros en el tiempo y que la población afectada es saludable y en suficientes números; pero si la especie y/o población no lo es, entonces perder a un animal por atropello sí es importante para la viabilidad y persistencia de la población de esa especie. Tal vez una de las zonas que cuentan con estudios en este sentido y que es altamente vulnerable a este efecto es justamente el Estrecho de Magallanes con la población veraniega de ballenas jorobadas que se alimentan allí. Los estudios que han sido realizados por investigadores de instituciones locales han mostrado que esta unidad veraniega es pequeña, con una alta probabilidad de que los individuos puedan ser impactados por colisión con embarcaciones, y que modelos de riesgo predicen que la pérdida sistemática de tan solo dos hembras por año llevará a la desaparición de esta unidad veraniega en los próximos 15 años. Pero a pesar de estas evidencias, e incluyendo además el hecho de que esta unidad se alimenta en una porción que está protegida oficialmente como AMCP, no se ha logrado ninguna regulación, disposición o implementación especial en cuanto a normar las velocidades de navegación de los más de 400 grandes buques que cruzan ese espacio marítimo durante el tiempo en que estas ballenas se encuentran en nuestro estrecho, aun cuando las autoridades marítimas tienen facultades para normar las velocidades de navegación en el maritorio.

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