Hace poco conocí el concepto “Pobreza energética”, lo encontré muy interesante y de gran importancia para Chile y para la Región de Magallanes y la Antártica Chilena. Según la Red de Pobreza Energética (RedPE) de la Universidad de Chile (http://redesvid.uchile.cl/pobreza-energetica/), “un hogar se encuentra en situación de pobreza energética cuando no tiene acceso equitativo a servicios energéticos de alta calidad para cubrir sus necesidades fundamentales y básicas, que permitan sostener el desarrollo humano y económico de sus miembros”. Se consideran como necesidades fundamentales y básicas de energía: cocción y conservación de alimentos, acceso al agua, temperatura mínima y máxima saludable, salud de electrodependientes, confort térmico, agua caliente sanitaria, iluminación y electrodomésticos, tecnologías para la educación (http://redesvid.uchile.cl/pobreza-energetica/que-es-pobreza-energetica/).
Por las condiciones climáticas y geográficas de Magallanes, nuestra dependencia energética es muy grande, tanto en relación al suministro eléctrico como calefacción. Por un lado, la región tiene muchas oportunidades para la explotación de su potencial energético y del uso de su diversidad de recursos renovables y no renovables para la generación de su propia energía. De hecho, recientemente en Punta Arenas se aprobó ambientalmente la primera iniciativa de producción de hidrógeno verde, proyecto muy innovador y que posiciona a la región a nivel nacional y mundial en temática energética.
Y al mismo tiempo, la región presenta comunas con características muy distintas entre sí en cuanto a sus sistemas de electrificación y calefacción. Por ejemplo, si bien el suministro eléctrico se entrega a la gran parte de la población a través de la red de Edelmag S.A., que proporciona el servicio de generación, distribución y comercialización de energía eléctrica, también existen en la región, según el Mapa de Vulnerabilidad Energética de 2019, 1.019 familias que viven sin electricidad, número significativo para un territorio de baja población.
En este sentido, la pandemia que estamos viviendo ha evidenciado aun más las brechas que existen en la Región de Magallanes en relación al acceso a la energía. En el caso de escuelas y avanzadas sanitarias dependientes de los municipios rurales, estos han visto afectado su funcionamiento, ya que la población de sus sectores cuenta con acceso restringido de energía eléctrica y conexión a internet. De esta forma queda en evidencia la vulnerabilidad energética en los territorios de las comunas magallánicas. Lo que plantea nuevos desafíos para los municipios, que pueden ser abordables desde la creación e implementación de una Estrategia Energética Local (EEL) de largo plazo, que es el primer paso para que las comunas puedan ser parte del programa Comuna Energética del Ministerio de Energía.
En el proceso de elaboración de la EEL se definen una visión energética y un plan de acción a largo plazo que direccione a la planificación energética del municipio a un modelo energético más eficiente en comparación al existente e integre en su matriz las energías renovables, identificando las necesidades y brechas del territorio. Luego, la comuna tiene que ejecutar las acciones de la EEL y acreditarse como Comuna Energética. Entre otros, uno de los beneficios de desarrollar la EEL es que habilita a las comunas para optar a fuentes de financiamiento a las que solamente pueden acceder comunas que cuentan con la EEL validada por el Ministerio de Energía.
De esta forma, por medio del desarrollo de la EEL, los municipios de Magallanes tienen una gran posibilidad en direccionar su planificación y gestión hacia un acceso equitativo, de calidad y a un precio justo de los servicios energéticos para toda su población, mejorando así su calidad de vida y disminuyendo la vulnerabilidad energética a la cual estamos expuestos.