Los padres de un niño de siete años decidieron recurrir a la justicia. Su hijo fue víctima de las mordeduras de un perro raza Boyero de Berna y acusan que las lesiones le han provocado daños físicos y psicológicos.
La querella –acogida a trámite esta semana por el Juzgado de Garantía de Punta Arenas– señala que la agresión ocurrió en noviembre de 2020. El niño se encontraba con sus amigos en la plaza de una villa de la Fuerza Aérea cuando la presencia de “Mia”, el perro en cuestión, interrumpió sus juegos.
El menor ya conocía al Boyero de Berna. Siete meses antes había arremetido contra él en esa misma plaza y le comprimió una de sus piernas. Esta vez el ataque fue más grave; sin bozal, el perro clavó sus dientes en la rodilla derecha, cerca de la zona de articulación.
El niño fue trasladado a la unidad pediátrica del Hospital Naval de Punta Arenas. Ahí le hicieron un aseo quirúrgico y una reconstrucción de urgencia de la zona por un especialista en cirugía infantil.
Aunque se encuentra en tratamiento con un kinesiólogo, la zona donde se produjo la mordedura es compleja. “Hay un peligro inminente de que pueda volver a retomar su movilidad de forma normal, limitando así la función primordial de su rodilla y su alrededor”, dice la querella.
Además de las lesiones en su rodilla –calificadas de “graves”, según el parte médico–, el menor habría sufrido daños psicológicos que lo han obligado a estar en tratamiento.
La presunta infracción
La ley califica como “peligrosos” a los animales que han ocasionado al menos lesiones leves en una persona. En este caso, la querella se dirige contra la pareja dueña de “Mia”, el perro que mordió al niño de siete años, por ser presuntos autores de un cuasidelito de lesiones.
“Corresponde considerar la conducta de los propietarios del animal de raza potencialmente peligrosa en una infracción”, dice la querella. “(El deber a cuidarlo) “se debe asumir desde el momento que toman la decisión de adquirir, respecto de cualquier daño que cause a terceros”, agrega.