Este martes comenzó el juicio en contra de Eduardo Leiva Anoni, quien está acusado de traficar cannabis sativa y posesión ilegal de municiones.
El sujeto –que cumple con prisión preventiva– fue detenido en julio del año pasado. El OS-7 de Carabineros descubrió en su vehículo y en su domicilio de Playa Norte 42 plantas en un sistema de cultivo tipo indoor y casi 1,2 kilos de marihuana a granel. También se encontraron 11 cartuchos calibre 12 marca Saga al interior de una bolsa de nailon.
Tras los alegatos iniciales de la Fiscalía y su abogado defensor, Leiva Anoni renunció a su derecho de guardar silencio y declaró. “Yo me dedico a la cocina, al tema de la repostería cannábica que hago para mí”, dijo ante los jueces.
El acusado –activista de la Fundación Daya, dedicada a promocionar terapias a base de cannabis– no desconoció que la droga incautada era suya, pero la utilizaba para su salud mental. “Reconocí que tenía marihuana y que era para mi consumo exclusivo, propio y próximo en el tiempo”, señaló citando la Ley 20.000.
Al acusado también le decomisaron una balanza y un rollo de bolsas Zyploc, ocupadas por los traficantes para regular y vender drogas. Consultado por el fiscal Manuel Soto, el imputado señaló que él no vendía marihuana. “Es para dosificar mantequilla, harina, azúcar… El chocolate se pesa y se derrite… Es para repostería”, aseguró.
Dudoso de que las plantas de cannabis estaban destinadas para consumo personal, el fiscal Manuel Soto le consultó sobre la cantidad de plantas incautada. “Hacía aceite de cannabis para mí y mi hija. Para hacer aceite se necesita mucha marihuana”, dice.
Sobre los 11 cartuchos que se descubrieron en su domicilio, el acusado señala que estaban destinados a la caza.
Se espera que el juicio dure cuatro días y comparezcan 18 testigos, incluyendo personal del OS-7. Según el Ministerio Público, el acusado se dedica al tráfico debido a las labores de vigilancias que hizo Carabineros y sus antecedentes penales, pues registra una condena por microtráfico.