Hace tres semanas el panorama de Eric Pardo Pulgar no era auspicioso. El Juzgado de Garantía de Punta Arenas autorizó su traslado a otra cárcel del país por desórdenes al interior del recinto y enfrentaba una acusación por ingresar ketamina a Magallanes.
Ayer su escenario judicial cambió radicalmente. A través de las negociaciones de su defensa, el Ministerio Público aceptó llevar su caso a través de un juicio abreviado. Aunque lo condenaron por tráfico de drogas, la Fiscalía se allanó a que pueda cumplir la sentencia en libertad, por lo que pudo abandonar la cárcel.
Bajo la lupa policial
Pardo Pulgar fue detenido el 26 de mayo pasado en el Aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo. Lo descubrieron con 74 gramos de ketamina –una poderosa droga sintética– adosada a su cuerpo.
La PDI lo tenía en sus registros desde el 27 de mayo de 2020. En Santiago, la unidad especializada frustró un traslado aéreo a Magallanes de marihuana, éxtasis y LSD. Quien haría de “mula” dijo que actuó bajo órdenes de Pardo Pulgar y que recibió $3 millones a cambio.
Su nombre reapareció el 15 de octubre de 2020. En una sucursal santiaguina de Chilexpress, la PDI incautó una encomienda con zapatillas y 170 pastillas de éxtasis en su interior. El paquete iba rumbo a Punta Arenas y su destinatario era el condenado.
Un nuevo antecedente se sumó a la carpeta investigativa el 27 de noviembre de 2020. Un magallánico recibió una encomienda en Correos de Chile por parte de Pardo Pulgar, pero no sabía qué contenía. Tras constatar que había droga sintética, se asustó y desechó la sustancia. En los días sucesivos el condenado acudió en su vehículo BMW para amenazarlo de muerte.
La Brigada Antinarcóticos de Punta Arenas comenzó a vigilar más de cerca sus movimientos. “Pardo Pulgar efectúa periódicamente sus transacciones ilícitas mediante diversas formas, como a través de sistemas de delivery, modelo en la cual coordina los envíos de droga a distintos puntos de la región”, dice un informe enviado al fiscal Manuel Soto.
El 30 de abril, el juez Franco Reyes autorizó la intervención de su teléfono. A esas alturas se encontraba en la zona central del país coordinando un nuevo ingreso de drogas. De este modo, la PDI monitoreó sus movimientos georreferencialmente hasta su llegada a Magallanes.
Cuando Pardo Pulgar llegó desde Santiago a bordo de un vuelo Sky, dos funcionarios lo estaban esperando. Descubrieron la droga adosada a su cuerpo y la sometieron a prueba de campo. Se trataba de ketamina, una sustancia que produce efectos alucinógenos, delirios y pérdida en la noción del tiempo. También es usada como analgésico por veterinarios.
Condenado, pero liberado
El sujeto cumplió con prisión preventiva desde el control de su detención. Aunque no tiene antecedentes penales, Gendarmería lo ubicó en el módulo de imputados reincidentes.
Su estadía en la cárcel coincidió con la huelga en el módulo C. Supuestamente, Pardo Pulgar habría provocado incidentes al interior; Gendarmería le descubrió un teléfono y un arma blanca en su celda.
Aunque el 14 de septiembre el tribunal autorizó que fuese trasladado a otro recinto penal, ayer alcanzó a ser enjuiciado. El fiscal Soto accedió a que su causa se resuelva en un procedimiento abreviado y le reconoció dos atenuantes: irreprochable conducta anterior y colaboración con la justicia.
Tras reconocer su responsabilidad en los hechos, el tribunal lo condenó por tráfico de drogas. Aunque su sentencia se conocerá el próximo lunes, su situación procesal cambió. Ahora arriesga tres años de libertad vigilada intensiva y una multa de casi dos millones de pesos.
Sin oposición de la Fiscalía, el tribunal autorizó a que Pardo Pulgar abandone anticipadamente la cárcel.