Hay una canción del grupo nacional “Los Miserables” que lleva el mismo nombre de esta columna, donde el coro dice; “Si soy pobre y me marginan, ¿quién es el violento? Si soy indio y me persiguen acaso, ¿qué crees que siento?” Nada más claro para lo que ha sucedido en los últimos años en las calles y ciudades de nuestro país.
La conmemoración de un nuevo 18 de octubre trajo nuevamente a las familias a las calles. Música, colores, artes y un amplio tejido social salieron a caminar por el centro de Punta Arenas. Me gusta que las y los vecinos se encuentren, que se junten, soñando con un Chile bien diferente.
Ni yo ni nadie puede justificar lo que sucedió después, con mobiliario público destrozado y pymes debiendo dejar de trabajar; eso no le sirve a nadie más que a los que sistemáticamente se niegan a los cambios por mantener sus amplias cuotas de poder político y económico. No debemos darle paso al lumpen.
Dicho eso, también hoy es necesario visibilizar la violencia con las que tienen que vivir nuestras vecinas y vecinos en las poblaciones. Más de 30 años el periurbano sin las condiciones mínimas para tener un hogar. Seis años lleva olvidado el gimnasio de la Villa Alfredo Lorca por parte de la municipalidad; misma situación del gimnasio de La Pingüino y su plaza destrozada, siendo un peligro para los más pequeños. Piedras y más piedras rondan en el Archipiélago de Chiloé en el sector sur de la ciudad, solo por nombrar algunas de las tantas falencias con las que convivimos.
¿No es violento para ustedes que niñas y niños siquiera puedan tener un lugar donde jugar? ¿Acaso no es violento la constante discriminación que sufren hombres y mujeres por su color, lugar donde viven o nivel socioeconómico? ¿No creen que es violento tener que dejar morir a un ser querido por no tener los recursos necesarios para una atención presta de salud?
Nos han acostumbrado a verdaderos guetos verticales, con escasos metros cuadrados, donde los comparten entre varios integrantes de las familias y, al igual como una de las historias del ‘chacotero sentimental’, ni privacidad para tener sexo hay entre las parejas.
La respuesta de nuestros gobernantes es hacer lo mismo de siempre… más guanacos, más carabineros, más palos, más lacrimógenas y más represión. Incluso, algunos genios han planteado más cárceles, y no para que no vivan hacinados los privados de libertad, sino para tener a más gente presa. Eso se llama populismo en materia de seguridad.
La invasión alienígena ha llegado y es momento de que se comiencen a compartir los privilegios o, quizás, que todos tengan el privilegio de vivir con dignidad. Entonces, ¿cuál es el origen de la violencia?