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A los 87 años

Fallece el padre obispo emérito de Punta Arenas, Tomás González Morales

cronica
12/02/2022 a las 13:30
Gerardo Perez
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Por las exigencias sanitarias a causa del Covid 19, será velado hoy sábado en la capilla del Cementerio Católico y luego cremado, para, en una fecha aún a definir, ser trasladado hasta la región.

A la edad de 87 años, ha fallecido, en la mañana de este sábado 12 de febrero, el padre obispo emérito de Punta Arenas, Tomás González Morales.

Por las exigencias sanitarias a causa del Covid 19, será velado hoy sábado en la capilla del Cementerio Católico y luego cremado, para, en una fecha aún a definir, ser trasladado hasta la región y ser sepultado en la cripta de los obispos de la Catedral de Punta Arenas.

Hoy sábado 12 de febrero se celebrará una misa por su pascua en el templo de la Gratitud Nacional, a las 19.30 hrs. (Ricardo Cumming con Alameda, Santiago Centro), a la que se invita a participar a todos quienes quieran expresar gratitud por su vida y servicio y hacer oración por su descanso eterno.

Reseña biográfica

El padre obispo Tomás se desempeñó como pastor de la iglesia de Punta Arenas durante 32 años, desde 1974 hasta 2006.

Fue ordenado obispo por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, con quien le unió una estrecha amistad.

En su prolífera labor episcopal destacó su especial sensibilidad y trabajo por los derechos humanos y la realidad de los migrantes, refugiados y exiliados.

La trascendencia de su trabajo en el ámbito social y pastoral le valió múltiples condecoraciones y reconocimientos. Algunas de los últimos han sido, por ejemplo:

– La Medalla Bicentenario entregada por el Senado de la República en 2011 por labor en derechos humanos.

– Homenaje en 2009 por su contribución en las gestiones de paz en el conflicto entre Chile y Argentina de 1978.

– Premio por la Paz “Juan XXIII” entregado por la Diócesis de Punta Arenas en 2008.

– Distinción “Cardenal Raúl Silva Henríquez” en 2007, en atención a su dedicación a los ideales contenidos en la Declaración de Principios de la Universidad.

Nació en Santiago, el 20 de abril de 1935. Hijo de Osvaldo González Araya y Marta Morales Bascuñán.

Ingresó a la Congregación en 1951. Hizo los primeros votos el 31 de enero de 1952.

Fue ordenado sacerdote el 11 de febrero de 1963, en Turín, Italia, por imposición de manos del Cardenal Maurilio Fosatti, junto a otros 36 salesianos.

En 2013, con ocasión de la celebración de sus bodas de oro sacerdotales, el padre obispo comentaba:

“Me siento más cercano a Cristo Jesús que me ha invitado a pescar, a tirar las redes mar adentro, sobre todo en la actualidad, que es lo que se necesita siempre. Sin duda, una señal de esa invitación del Señor es que me hayan nombrado obispo muy joven, a los 37 años, lo que me permitió ser pastor de una diócesis por mucho tiempo”.

Fue director del Seminario de Lo Cañas, Maestro de novicios, profesor en la Universidad Católica de Chile, Vice-Provincial en Congregación en Chile y Vicario episcopal para las Religiosas en Santiago.

Tomó posesión de la diócesis de Punta Arenas en 1974. Sucedió a Mons. Vladimiro Boric, fallecido en 1973. Hizo la visita ad limina en 1979, 1984, 1989, 1994 y 2002.

Celebró el I Sínodo de Punta Arenas en 1979. Participó en la III Conferencia general del episcopado Latinoamericano en Puebla, en 1979; y en el Sínodo de Obispos de 1983, en Roma. Desempeñó varios cargos en la Conferencia Episcopal de Chile.

Desde 2006 y durante varios años, a pesar de las dificultades en su visión, mantuvo un intenso servicio de apoyo pastoral a comunidades parroquiales de Renca y Conchalí, además de conferencias, charlas y coloquios en los que participa aportando desde su labor como pastor y desde su experticia como Doctor en Moral.

En 2015, con ocasión de la celebración de sus 80 años de vida, el padre Obispo comentaba:

“El Señor ha sido muy generoso conmigo. Me ha hecho vivir momentos, yo diría, de resurrección, porque desde siempre, desde muy joven, me han tocado situaciones difíciles en la vida como religioso salesiano, como obispo, en el trabajo, por ejemplo, con los hermanos exiliados…”.

“La resurrección del Señor la he experimentado directamente en el deseo de esperanza de tantas personas…”.

“Siempre me ha servido mucho la cercanía con el Cardenal Silva y su espiritualidad, de sentir al Señor resucitado tan cercano que lo puede hacer parte de la propia vida”.

Los últimos años de su vida formó parte de la casa de salud, comunidad salesiana de Macul, desde donde mantuvo su servicio pastoral en confesiones y eucaristías.

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