Ayer en la mañana, a los 87 años, falleció Tomás González Morales, obispo emérito de Magallanes. El religioso católico se encontraba internado en la Clínica de la Universidad Católica, tras permanecer en estado grave a causa de una neumonía por Covid-19.
Nacido en Santiago el 20 de abril de 1935, Tomás González dedicó su vida a la Iglesia. De hecho, el 11 de febrero cumplió su aniversario sacerdotal número 59, ya que en 1963 fue ordenado sacerdote por el entonces cardenal Mauricio Fossati, arzobispo de Turín. Once años más tarde el Papa Pablo VI lo designó obispo de Punta Arenas, siendo consagrado en el templo de la Gratitud Nacional el 27 de abril de 1974 por el cardenal Raúl Silva Henríquez.
Cabe destacar que el obispo Tomás González estuvo 32 años conduciendo los destinos de la Iglesia magallánica, debiendo enfrentar momentos muy complejos, como lo fue la etapa de la dictadura militar, destacándose por ser fiel defensor de los derechos humanos.
El 4 de marzo de 2006, el Papa Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis por razones vinculadas a su salud.
Una de las personas que lo recuerda con especial cariño es el sacerdote Fredy Subiabre Matiacha, vicario general de la Diócesis de Punta Arenas, quien fue ordenado como sacerdote en 1992 justamente por el obispo Tomás González.
“Él me ordenó sacerdote, entonces yo lo conozco desde niño. Fue un buen pastor en la vida de la Iglesia, para mí es un referente seguidor de Jesús y su evangelio. Lo experimento con tristeza, pero también con la fe que nos da la resurrección del Señor”, dice.
Subiabre señala que “hay un sentir muy grande en la comunidad cristiana, porque él fue el pastor durante 32 años de la diócesis y su figura fue muy relevante en la formación de las comunidades. Hay una presencia laical muy fuerte gracias a la misión que desarrolló”.
El sacerdote lo recuerda como una figura muy cercana. En ello concuerda Nelson Vergara Maldini, excoordinador pastoral del Liceo San José.
“En el tiempo que él era obispo de la diócesis de Magallanes, tenía mucha cercanía con las actividades que desarrollamos desde el Liceo San José en la catedral. Entonces en ese tiempo había mucha actividad pastoral, como eran las confirmaciones de los muchachos más grandes, las primeras comuniones o los bautizos, que son los sacramentos que nosotros inculcamos en nuestro colegio. Como nuestra capilla era muy chica, nosotros éramos muy cercanos a la catedral. Fue allí donde conversamos con él, que nos ayudaba y nos prestaba la catedral para hacer este tipo de actividades pastorales”, dice Vergara.
Respecto a la partida del obispo, el excoordinador del Liceo San José señala que recibe la noticia “con bastante tristeza, porque fue una persona que dio mucho por la parte pastoral de Magallanes. Creo que fue una persona querida por mucha gente, y eso creo que será el recuerdo que tienen los cristianos que fueron cercanos a él”.
Finalmente, Vergara considera que su recuerdo se vivirá como alguien que entregó mucho a la diócesis de Magallanes, y que tenía un gran sentido de humanidad y sencillez.
José Antonio Vidal es laico de la Parroquia Cristo Obrero, donde se desempeñó como acólito y conoció al obispo Tomás González. Señala que lo recuerda por su trabajo codo a codo con los catequistas, a la vez que siempre visitaba a las comunidades o parroquias. Vidal destaca que es un día triste, pero que su figura se recordará, entre otras cosas, por su legado en materia de derechos humanos.
“Se vive con mucha tristeza, pero con esperanza, porque fue una figura muy importante para Magallanes. Todos recordamos lo que él hizo por muchas personas, sobre todo en dictadura, ya que ayudó a gente que estaba en dificultades. Lo vamos a recordar como un padre cercano, sencillo, siempre con una palabra de consejo y muy cercano a los laicos”, dice.
Vidal agrega que su figura fue relevante en la creación de comunidades eclesiales de base y que dio mucha fuerza a la pastoral juvenil.
Dada las exigencias sanitarias a causa del Covid-19, fue velado en la capilla del Cementerio Católico, para posteriormente ser cremado. De esta manera, en una fecha aún a definir, será trasladado hasta la región, para luego ser sepultado en la cripta de los obispos de la Catedral de Punta Arenas.