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Columna de opinión

¿Por qué ganó el Rechazo?

opinion
27/09/2022 a las 18:24
Periodista Web 3
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Manuel Letzkus Palavecino y David Álvarez Maldonado, Académicos Facultad de Administración y Economía, Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM

La alta participación ciudadana en el Plebiscito Constitucional chileno de salida, el cual aprobaba o rechazaba la propuesta de nueva Constitución, fue histórica. Nunca habían participado tantas personas en elecciones democráticas en Chile, alcanzando un 85% de electores. La herramienta democrática denominada plebiscito consiste en preguntar la opinión de la ciudadanía sobre temáticas políticas que les afectan. Se considera un acto de deliberación racional, que supera la lógica de la democracia indirecta, permitiendo a las personas representarse a sí mismas mediante un voto.

La valoración formal de esta herramienta contrasta con problemáticas que la ponen en discusión, derivadas de tres supuestos cuestionables:

Primero, el plebiscito presupone un sistema de información libre e igualitario, en que todas las personas pueden acceder y comprender los contenidos de la discusión democrática asociados a la herramienta plebiscitaria. Sin embargo, existe un acceso desigual a la información, junto con diferentes niveles de educación, que impiden una comprensión equitativa de los temas susceptibles de deliberación y, además, existe la posibilidad de obstaculizar el sistema de información mediante datos falsos y manipulación mediática asociadas a poderes públicos o privados, generando influencias que distorsionan la percepción de la realidad.

Segundo, la herramienta plebiscitaria supone una forma racional de comunicación en la sociedad, donde los contenidos del debate se entregan de forma transparente para ser sometidos exclusivamente al escrutinio de la capacidad racional de cada persona. Junto a esto, se supone que la honestidad intelectual y el comportamiento ético orientan el debate y la deliberación final; sin embargo, ni la comunicación política en la sociedad es un fenómeno exclusivamente racional, ni las personas actúan siempre con honestidad y ética en el debate político, generándose múltiples situaciones en que dominan las pasiones, incluso de forma agresiva y destructiva.

Finalmente, en tercer lugar, la idea del plebiscito democrático supone una razón instrumental en la población, en donde las personas son capaces de elegir lo que más les conviene, entre una serie de alternativas distinguibles, sin afectarse por sentimientos que los obligaran a comportarse de forma irracional, por ejemplo, evitando sufrir emociones que los arrastren a tomar decisiones inconvenientes para sus propios intereses. Sin embargo, es evidente que muchas personas actúan en contra de sus propios intereses, sin necesariamente decidir lo que más les conviene.

Por estas razones, las votaciones de los plebiscitos no siempre son una respuesta a la pregunta explícita del mismo plebiscito. En este sentido, la mayoritaria opción por el Rechazo no es necesariamente fruto de una reflexión racional informada en que se evaluó la conveniencia de la decisión de rechazar una propuesta específica. Los resultados del plebiscito son una respuesta a múltiples problemáticas que sufre la sociedad, encontrándose en el Rechazo una crítica más amplia hacia el sistema político en su conjunto y no solamente a la propuesta constitucional.

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