La mañana de este jueves, en la calle Rosal de la comuna de Maipú, en la Región Metropolitana, un delincuente intentó asaltar a una mujer joven que estaba llevando a su hija al jardín infantil; aquella joven mujer resultó ser una subcomisaria de la Policía de Investigaciones de Chile, quien haciendo uso de su arma logró repeler el asalto disparando al delincuente en seis oportunidades. El delincuente huyó del lugar sin poder consumar el asalto, sin poder sustraer el vehículo de quien en legítima defensa pudo defenderse y repeler la agresión ilegítima de la que era objeto su patrimonio. Junto con felicitar a la subcomisaria por su actuar, por tener clara su doctrina y lograr frustrar el asalto, se demuestra lo ya señalado por Jeff Cooper: “Los criminales no temen a los jueces, ni a los fiscales, ni a los jurados, por lo que deben temer a la potencial víctima”, pero para esto es necesario que la potencial víctima esté en condiciones de poder defenderse, que tenga el conocimiento necesario y la doctrina en el uso de armas, de artes marciales o de otra forma que de manera eficiente y efectiva le permita repeler un asalto, que le permita debidamente actuar en legítima defensa y frustrar una acción criminal que se esté llevando a efecto en su contra. Una vez que las víctimas se puedan defender de manera eficiente, que puedan efectivamente frustrar los actos criminales que en su contra o en contra de sus familiares pretendan perpetrar los delincuentes, estos lo van a tener que pensar dos veces antes de llevar a cabo sus fechorías; y la defensa efectiva por parte de las víctimas es la única manera de bajar las tasas de criminalidad, de disminuir la acción delictual, por eso es necesario que las personas respetuosas de la ley puedan contar como un derecho fundamental con los medios que les permitan de manera eficiente defender su persona, la de sus familias y sus bienes ante la agresión ilegítima de los criminales, porque si el derecho a la vida es un derecho fundamental, también debe serlo el poder contar con los medios eficaces para poder defender la propia vida y la de nuestras familias, por eso es necesario que las personas respetuosas de la ley tengan el derecho de adquirir y usar en su legítima defensa armas de fuego, por eso es mentira lo que dice el Gobierno, que menos armas son más seguridad; al contrario, la verdad es que más armas son más seguridad, por lo demás, un arma en manos de un criminal es peligrosa, pero en manos de una persona que respeta la ley no reviste ningún peligro, salvo para los delincuentes que de manera ilegítima pretendan atacar a esa persona o a su familia. Los delincuentes son enemigos de la sociedad, toda vez que su actividad principal de vida consiste en un permanente ataque a las personas que respetan la ley, un permanente ataque a la vida en sociedad, los criminales son quienes por su actividad se han apartado de modo permanente del actuar conforme a derecho; es decir, no prestan las garantías cognitivas mínimas que son imprescindibles para la vida en sociedad, por ello se les debe combatir por todos los medios, las personas mediante la legítima defensa, de modo que efectivamente su actividad criminal se reduzca por temer a la respuesta de la potencial víctima; y el Estado a través del ejercicio de su poder punitivo, estableciendo sanciones que de verdad cumplan los fines de justa retribución y de prevención general, y, sin lugar a dudas, empoderando a las policías, tanto por sus facultades, como en el uso de los medios materiales de los cuales están dotados. Esa es la forma de combatir la delincuencia, pero el Gobierno ha decidido todo lo contrario, ha decidido privilegiar a la delincuencia y perjudicar y perseguir a las personas que respetan la ley, porque estas no salen a asaltar a nadie con sus armas inscritas, solo las usan para defenderse, incluso el Gobierno en su cometido miente en las cifras como se analizó en la columna de la semana pasada. Lo que corresponde es perseguir a la delincuencia y favorecer la legítima defensa de las personas respetuosas de la ley, como de modo empírico lo demostró el jueves pasado una joven subcomisaria de la Policía de Investigaciones al frustrar el asalto de que era víctima.
No al desarme de las personas respetuosas de la ley.