“Estas imágenes corresponden a árboles aledaños a un lago seco, que morirán al estar tapados de arena, pues no obtendrán agua de la lluvia ya que la arena evitará que llegue el agua al suelo y a la raíz del árbol”.
Así describe Gerardo Otzen, presidente de la Asociación de Ganaderos de Magallanes, las crudas imágenes que acompañan esta información.
Cientos de miles de animales podrían correr la misma suerte debido a la falta de precipitaciones, advierten desde el sector ganadero regional.
En terreno, las autoridades locales confirman estas ominosas predicciones.
La alcaldesa de Torres del Paine, Anahí Cárdenas, comenta así la situación que se vive al interior de la Provincia de Última Esperanza.
“Como municipio nos declaramos en emergencia climática y medioambiental el año 2022 y uno de los grandes factores que nos llevó a realizar esta declaración fue debido a la sequía, la cual está afectando tanto la producción ganadera, agrícola y al medio ambiente, lo cual se traduce en la afectación del bienestar de los habitantes. La situación actual es preocupante, por lo cual tenemos que tomar decisiones rápidas y eficaces en relación a esta materia”, indicó.
Según explica: “En Torres del Paine podemos notar claramente el déficit hídrico del cual tendremos varias consecuencias en un futuro no muy lejano, incluso en un par de meses podremos notar la falta de agua en nuestras praderas y las condiciones corporales en que se encontrará el ganado para enfrentar el invierno, que se nos avecina. Realmente es una emergencia de la cual todos nos veremos afectados de diferentes formas”, vaticinó.
EMERGENCIA
En medio de una de las peores sequías del último siglo, la ganadería de Magallanes se enfrenta a una crisis de grandes proporciones.
Autoridades y dirigentes gremiales están conscientes de ello, ante lo cual han solicitado al nivel central la declaración de emergencia agrícola por sequía para la Región de Magallanes.
Pero conforme avanza el verano, Otzen asegura que la crisis hídrica sigue agravándose día a día.
En los sectores más golpeados por la falta de precipitaciones, especialmente en las extensas praderas al interior de San Gregorio y Laguna Blanca, los ganaderos ni siquiera han podido enviar sus animales a los campos de veranada, donde hasta el año pasado, les esperaban aguadas y campos fértiles cada verano.
Hoy, lamenta Otzen, estas aguadas han desaparecido como lo muestran estas imágenes y miles de animales deben mantenerse en los campos antaño reservados para el pastoreo de invierno, comiéndose literalmente el sustento reservado para la estación más cruda del año, lo que augura una grave crisis si no se actúa lo antes posible llevando agua a esas tierras antaño fértiles, advierten los dirigentes del sector ganadero.
El presidente de Asogama, Gerardo Otzen, explica así la situación.
“Sabemos que la Patagonia es una región que sufre la desertificación desde milenios, producto de varios factores, que traen como consecuencia en este balance que es más lo que se evapora que lo que llueve y esto es provocado principalmente por el viento, repercutiendo principalmente en las zonas al este de la Patagonia, las cuales además tienen mayor temperatura en verano. Si a esto se agrega la baja precipitación de nieve y lluvia en estos últimos 20 años, se llega al peor escenario de los últimos años, presentando imágenes que nunca creíamos que serían posibles, tales como muchas lagunas, chorrillos y vertientes que se han secado, con campos que hoy no poseen fuentes de agua y no pueden ser utilizados para pastoreo, ya que no hay bebida para los animales”.
Otzen agrega que “los ganaderos desde siempre hemos construido aguadas y pozos profundos para revertir un poco esto, pero las aguadas hoy están secas , producto que no han sido capaces de acumular agua por la deficiencia de lluvia y nieve, lo que sumado a la clara disminución de las napas por la falta de captación de nieve en invierno en las zonas más altas , derivando en que los actuales pozos estén disminuidos o secos, hacen que la ganadería se encuentre en la zona crítica , en rojo y debamos alzar la voz para que se entienda la condición de emergencia a la cual nos enfrentamos. Nos estamos quedando con poca agua para abrevar los animales y estamos consumiendo las reservas de forraje de nuestros campos destinadas al invierno “
Agregó que esto se entiende y dimensiona menor en los siguientes términos: “Los campos que denominamos de verano son más altos y no se pueden usar en invierno, por ser más fríos, los cuales son utilizados en verano, pero no los podemos utilizar por no contar con agua de bebida para los animales que criamos, afectando también a la fauna silvestre”.
Otzen manifestó que “hemos tenido que paliar el problema dejando nuestros animales obligadamente en los campos de invierno, donde aún existen fuentes de agua, pero eso significa que nos estamos comiendo el pasto de reserva para esa estación del año, lo que provocará que este invierno habrá una escasez de forraje que repercutirá en la producción y una mayor mortalidad de nuestros animales, por eso que urge poder llevar nuestros animales a las veranadas. Es por lo que hicimos ver esto a la seremi de Agricultura, Irene Ramírez, la cual entendió la gravedad del problema y esta gestionando la ayuda”.
AYUDA URGENTE
Una demostración de cómo han reaccionado los ganaderos estos últimos años, informó Otzen, es con la baja continua en la dotación de animales en los campos. “Si comparamos ambos censos agropecuarios el 2007 y del 2021, la población de ovinos bajo de 2 a 1,4 millones, lo cual es muy grave”.
Agregó que “para llevarlos a los campos de verano, debemos tener agua, aquí es donde necesitamos colocar agua en las aguadas, ya sea trasladándola en camiones aljibe o transportando esta a través de mangueras o plansas, es decir cañerías de polietileno de baja densidad, desde un lugar con agua, a bebederos. Ahora, algunos han podido perforar pozos profundos en búsqueda de agua, obteniéndola de 40 a 50 metros de profundidad, pero con altísimos costos, a $400.000 el metro perforado, pero de ese lugar hay que llevar el agua a otros potreros para poder pastorear estos campos”.
Agrega que la situación afecta a toda la región, lógicamente, con comunas más afectadas que otras. “Los animales afectados tanto bovinos como ovinos superan el millón de cabezas de ganado. Habiendo explicado nuestra situación a las autoridades es que solicitamos en forma urgente la ayuda del Estado, que se entienda que no esperamos esta ayuda cruzados de brazos, cada productor está haciendo su máximo esfuerzos en la medida de sus posibilidades, pero el nivel de la contingencia actual requiere necesariamente el apoyo del gobierno con respuestas de muy corto plazo en lo inmediato”.
GOBIERNO
En tanto, la seremi de Agricultura, Irene Ramírez, declaró: “La comuna más complicada es San Gregorio, seguida por Primavera, Laguna Blanca, Torres del Paine y también Punta Arenas”.
Agregó que “estamos trabajando en ello, ya presentamos todos los antecedentes para poder abordar esta problemática mediante una declaración de emergencia agrícola por déficit hídrico, así que esperamos seguir trabajando en conjunto con los servicios competentes y también con los productores para guardar también lo que es la soberanía y seguridad alimentaria y también lo que es la producción y exportación de carne”.
-¿Podría declararse una emergencia agrícola?
“Esto estamos solicitando y estamos trabajando para ello”.
VATICINIO CIENTÍFICO
Meses antes, tan solo el 27 de marzo del año pasado, el destacado científico magallánico Nicolo Gligo, el único chileno postulado a uno de los máximos galardones científicos internacionales, el Blue Planet Prize, había advertido en una entrevista a este mismo suplemento que algo así podría pasar.
“Magallanes se está convirtiendo en un desierto... tiene el mismo problema del resto de Chile, pero con mayor gravedad. Magallanes se achica, se achican sus recursos, se achica la estepa, se achica la ganadería, cada vez están más erosionados los campos magallánicos y lo que tú ves como éxito ganadero, normalmente no son los tres millones de hectáreas de la región, sino una periferia de unas 300 mil hectáreas”.
Gligo abogó entonces, por más investigación.
-¿INIA Kampenaike no lo está haciendo?
“No, no lo está haciendo. Ellos han hecho muchas cosas, pero necesita un remezón importante en cuanto a la orientación más moderna de la agronomía, programas d diferenciados, específicos. Hay un problema estructural y de recursos. Estructural porque la investigación no puede hacerse en un solo campo experimental, hay que usar la ganadería como campo experimental. Siempre he planteado que hay que usar la experimentación con minicampos experimentales distribuidos en el resto de los ganaderos, pero también es un problema de orientación de los recursos, pues las prioridades son fundamentales. Para mí, mejoramiento genético por un lado y por otro lado, debiera tener combate a las especies exóticas invasoras, donde no le he visto un programa en concreto en función de esto”.
Gligo agregó que el problema con los ecosistemas como Magallanes es que “su deterioro es permanente, progresivo pero lento, porque todo es lento en un ecosistema semifrío y subtemplado, entonces un ganadero percibe el deterioro después de 10 años, antes no lo percibe. Muchos parten de la base que su oferta de recursos naturales es constante y no lo es, es decreciente”.
Una realidad que él conoció en carne propia. “Mi padre arrendaba un predio en Tierra del Fuego y yo fui ganadero también. Él le metía 800 ovejas de parición porque era un buen campo, ahora apenas recibe 400”, dijo.