La navegación tiene una importancia fundamental en la Región de Magallanes y Antártica Chilena. Hace poco nos deteníamos en la cantidad de rescates marítimos que se producen anualmente en nuestra zona y la cifra llega a ser preocupante. Y también la cantidad de muertes que hemos tenido. ¿Más vale prevenir que lamentar? Podríamos decir que más vale una buena fiscalización que un buen rescate. Numerosas naves artesanales sufren percances en altamar. Surge la duda por qué ocurrieron y si se pudieron evitar. Siempre el factor humano está involucrado de alguna manera siendo las razones múltiples. Pero lo más recurrente es el descuido: exceso de confianza, subestimar las condiciones climáticas, sobrecarga, cansancio de las tripulaciones, mantenimiento precario y apuro de llegar a puerto. ¿Cómo evitarlas? Solo surge una respuesta a esta interrogante: seguridad ante todo, pero la seguridad no es un problema de unos pocos, sino que tienen que concurrir todos los actores involucrados. No basta tener controles y estándares de seguridad comunes de la autoridad competente, lo importante es tener conciencia y conocimiento de los riesgos. Además, debe existir experiencia práctica, los capitanes y patrones de nave tienen que estar sobre las presiones que exige la operación marítima sea por itinerarios, condiciones climáticas, cumplimiento de contratos y por supuesto no dejarse influenciar por las presiones de pasajeros frente a condiciones de riesgo, especialmente en el turismo. Pero no es suficiente, también tienen que aumentar los elementos de ayuda y de seguridad de naves menores, como por ejemplo mejor acceso a meteorología que si bien existe, muchas veces las embarcaciones no están dotadas de instrumentos, con lo cual en navegación no existe la certeza que recibirán información oportuna y estarán sujetos sólo a su experiencia en el área que muchas veces es insuficiente.