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Columna de opinión

Inmisericordes

opinion
04/05/2023 a las 16:33
Periodista Web 3
1309

Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco

¡Qué expresión! No frecuente, pero que sí asoma en nuestra memoria de tanto en tanto. Es que no es buena, no obstante cuando aparece es debido a situaciones sociales, humanas que la evocan, situaciones duras, tal vez no tolerables o extremas; eso parecen. Ojalá nos equivocásemos.

A todo esto, ¿qué significa inmisericorde? Según el DLE, es un adjetivo calificativo que al atribuirse a una persona, es quien no se compadece de nadie, que no se conduele con el prójimo. O, al menos, esa impresión deja. No es buena noticia, ciertamente.

Pero pensemos en positivo. ¿De dónde proviene esta palabra? De misericordia, y ¿qué es, más o menos?

Misericordia es una palabra compuesta de “miserere” que, como imperativo del verbo miserari, tiene el significado de ‘apiádate’, y de “corde” que, como ablativo del sustantivo cor, cordis, tiene como significado ‘con el corazón’. Entonces, de modo casi directo, “apiádate con el corazón”. Y concluimos por ahora, el significado de la palabra española misericordia, es, según el DLE, en su primera acepción, “Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos”.

Si nos sometiéramos a un escaneo de mil cortes, ¿pasaríamos la prueba de misericordia? O, ¿qué porcentaje alcanzaríamos, de 0 a 100 por ciento? Seguro que depende de variadas circunstancias, lugar, tiempo, entorno social,… La medición tendría como resultados cuán misericordiosos somos en esas circunstancias, cuán dispuestos estamos a apiadarnos de sufrimientos o aflicciones ajenos. La respuesta, contrario a lo que se piense, no tiene que ver con materialidades, sino cuán sensibles, bonachones, compasivos, o humanos somos.

Lo opuesto, sensiblemente, es comprobar cuán intolerantes, perversos, crueles, intransigentes, insensibles, somos en algunas situaciones, donde lo que sí se espera es muestras de humanidad, de conmiseración, de piedad, de sensibilidad.

Lamentablemente prima la doctrina, la bandera, el dogmatismo, el rigor, el exitismo, la competitividad, la métrica, la aptitud, entre tantos factores. Y, ¿qué, si apuntamos más, si atendemos más a la condición humana? Seguro, otro gallo cantaría. Debemos conocer más al otro, no solo por la apariencia, sino por su interior, sus capacidades, sus dones, sus aptitudes, conocerlas, seguro da para mejores soluciones, mejores respuestas.

¿Salidas a este intríngulis? Empatía, solidaridad, fraternidad, humanidad, en suma.

La interrelación entre semejantes no es cuestión sencilla, es más bien complicada. Para empezar no más, no hay quien sienta o piense igual a otro. Todos somos diferentes. Y en cuanto nos relacionemos, nos tratemos, o interactuemos, a la par, debemos hacer un esfuerzo en lograr un mejor conocimiento del otro, del tú, del usted, por ende, a continuación, realizar una sencilla instancia de reflexión. Y recién, solo recién, actuar, decir, manifestar.

Practiquemos, ensayemos, propongámonoslo. Demos un examen en un tiempo más. Veamos si saltamos la vara.

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