Es sorprendente que no pocos estén dispuestos a conversar y a pactar con el partido comunista. Sus estatutos de 2018 en su artículo uno expresan: “El Partido Comunista de Chile basa su visión de la sociedad en criterios científico-humanistas. Se sustenta en las concepciones de Marx, Engels, Lenin, Recabarren; en aportes de otras y otros pensadores marxistas y progresistas, en la propia elaboración del Partido y en el constante avance de la filosofía y la ciencia. Es un Partido revolucionario que lucha por la emancipación de los trabajadores y las trabajadoras, por alcanzar la plenitud de la democracia en nuestra patria y por profundas transformaciones sociales que se expresen en la construcción de una sociedad socialista. Tiene en cuenta los profundos cambios producidos en la sociedad y en el mundo contemporáneo. Conforme con su concepción humanista, mantiene un férreo compromiso con el fortalecimiento de la democracia y el respeto, garantía y promoción de los derechos humanos asegurados en la Constitución Política, en los tratados internacionales ratificados y vigentes en Chile y en las leyes.” A la luz de su comportamiento histórico del PC en Chile, es fácil concluir que en la realidad sus militantes, no cumplen nada de lo que prometen. En su trayectoria no han sido demócratas, han ido por la vía armada, no han respetado la Constitución, no han respetado los derechos humanos, no han hecho aportes al desarrollo de Chile y han traicionado a la patria. Su concepción está sustentada en personajes de siniestro desempeño, promotores de la lucha de clases, de modelos socialistas de desarrollo económico que no han hecho mejores a los países en donde se han aplicado. Los comunistas son socios de los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En los 70, 80 y 90 fueron parte de terribles dictaduras amparadas y sometidas por la Unión Soviética, en que la muerte, la tortura y la represión fueron pan de cada día. Aunque dicen provenir de las clases obreras, sus principales representantes -Vallejo, Jara, Hassler, Teillier- no lo son. Muchos de sus miembros fueron terroristas que después se reincorporaron en la política, tras recibir indemnizaciones del Estado, muchas de ellas fraudulentas. Recibieron tratos preferentes de la justicia, opuestamente a lo sucedido con los militares presos o ya fallecidos. Fueron actores fraudulentos del festín de la universidad Arcis, desde donde egresaron mediocres profesionales, muchos de ellos en el gobierno actual. El Sierra Bella gate, es otra muestra de la impericia de una alcaldesa comunista. En Recoleta, son innumerables los episodios protagonizados por el alcalde comunista, que no trepida en coludirse con los delincuentes que gobiernan Venezuela. Incluso viaja a ese país para apoyar a un grupo de mafiosos que tienen raptada una nación, otrora la más rica de sud américa. Otro de los ídolos del PC chileno fue Fidel, que gobernó como dictador casi 50 años, sucedido por su hermano y por otro dictador por 14 años más. El PC busca repartir las riquezas producidas por otros. Busca una educación estatal, propiedad estatal de los bienes de producción, administración de pensiones estatal, salud estatal y en general implementar políticas públicas socialistas. En la reciente elección de consejeros, y al verse decepcionados por el triunfo de la derecha, pretenden deslegitimar al adversario político. La consejera comunista Karen Araya, recién electa, declaró que no darán tregua a medias tintas o a la defensa de los intereses de algunos sobre “las grandes mayorías”. Esta comunista no ha entendido nada o tiene graves dificultades de comprensión del entorno que la rodea. Debemos ser optimistas de lo que le espera a Chile. Me parece posible conversar con la centro izquierda, pero pretender sinceramente obtener resultados de diálogos con comunistas, es no saber historia, es no conocer la dialéctica comunista que paso a paso logra engañar contrapartes. Ejemplo claro es el de las 40 horas propiciada por dirigentes que no tienen la más mínima idea de cómo funcionan las empresas o las pymes en el mundo real. Los comunistas creen que los recursos caen del cielo y ahí se reparten. No creen en el esfuerzo individual, en la meritocracia o en los salarios variables por productividad. Aparentemente Chile despertó ahora y no con el estallido delictual. Vendrán meses de negociaciones complejas, pero resulta necesario no perder el tiempo con el PC.