Como se ha dicho la adolescencia es una época de grandes cambios físicos y emocionales. En ocasiones, ajustarse a todos estos cambios genera irritabilidad y frustración en el adolescente, lo que puede converger en una conducta agresiva.
La agresión es el comportamiento llevado a cabo con la intención de dañar a una persona, la cual evita ser tratada de ese modo.
La causa de la agresividad puede radicar en una dificultad del adolescente para controlar sus impulsos, una baja tolerancia a la frustración o en una forma inadecuada de gestionar el conflicto que ha replicado desde la casa, donde no han existidos modelos positivos que ellos puedan imitar. Esta conducta también puede ser síntoma de algún conflicto interno, como la baja autoestima o la depresión, que en el caso de los adolescentes suele manifestarse de forma predominante con enojo o disgusto, antes que con la tristeza. También puede ser una señal de situaciones complicadas o graves por las que está pasando el joven tales como: acoso escolar, abuso o maltrato por parte de un adulto, etc. Igualmente, al adolescente puede disgustarle su cuerpo e incluso puede ser testigo de cómo sus compañeros se burlan de su aspecto físico. Por otra parte, puede sentirse frustrado al no entender por qué sus deseos chocan con los límites impuestos por los padres. También pueden no sentirse comprendido.
La forma y la intensidad en las que la agresividad se manifiesta también pueden variar mucho como: violencia física, verbal, estilo de comunicación agresivo, etc.
Es muy importante que los padres de los adolescentes conozcan el motivo de la agresividad, por ello hay que promover la buena comunicación con medidas como las siguientes:
-Hay que ganarse su confianza tratándolos con comprensión y la empatía. Se debe evitar juzgarlos y aunque no se esté de acuerdo muchas veces con él, hay que escucharlo hasta el final y ponerse en su lugar para saber realmente cómo se siente. Hay que hacerle saber que se está de su lado y que se desea ante todo su bienestar. De esta manera podrá saber qué es lo que le está pasando en realidad y porque está adoptando esas conductas agresivas. Una vez que se identifica de dónde provienen se le puede ayudar y orientar de una mejor manera para que logre expresar su enojo y frustración de una manera menos perjudicial tanto para él como para las personas que los rodean.
-En muchas ocasiones, los padres desesperados por las conductas agresivas de sus hijos optan por pegarles o agredirlos verbalmente para tratar de controlarlos. Se debe evitar perder el control ante este tipo de situaciones, porque lo único que se les enseña, es que todo se resuelve con violencia. Aborde a su hijo cuando usted esté tranquilo y esté en condiciones de dialogar.
Si detecta que su hijo requiere ayuda especializada, no dude en llevarlo de inmediato
En las próximas columnas, se seguirán viendo los factores de riesgos que están asociados a las adolescencias y cómo actuar frente a estos.