En medio de uno de los inviernos más fríos de los últimos años en Punta Arenas, con el dolor a cuestas de la reciente partida de uno de los suyos, “otro más que se va después de tantos años”, nos dicen, pero también la alegría de haber superado un hito, el conocido grupo de amigos “Los Lesos”, se reunió anoche, una vez más, para celebrar que habían pasado agosto.
La reunión fue, como en años anteriores, en el quincho de un antiguo miembro de la cofradía, Luis Barra, ya fallecido, amigo del alma, como ellos dicen, de esos con los que se comparten historias memorables, tallas y conversaciones hasta la madrugada al calor de una copa de vino y una buena comida.
En este caso, se trató de un exquisito asado preparado con esmero, desde temprano por la viuda de don Luis, la única mujer que, de algún modo, participa, pues tan pronto los preparativos están listos, ella se retira.
“Somos un Club de Toby, por supuesto, así nació este grupo y así se ha mantenido”, confiesa Bernardo Mihovilovic, uno de los más antiguos integrantes del grupo Los Lesos.
El espíritu del grupo es simple: “Aquí, nada de tontos graves, ni mucho menos, la idea es reírse, echar la talla y pasarlo bien, somos todos iguales y todos tenemos el mismo derecho a reírnos de nosotros mismos y los demás... Y eso a veces puede resultar un poco duro a ratos, porque las tallas a veces pueden ser bien pesadas”, algo que no siempre es fácil para los que recién entran al grupo. “Aquí en el grupo, hemos tenido incluso jueces y a todos los subimos al columpio, pues somos todos iguales”, dice.
Y es que se trata de un genuino espíritu de amistad, de esas que se construyen a fuego lento con el paso de la vida y que es tan difícil hoy en día, en tiempos que redes sociales, algoritmos y amigos imaginarios de Facebook.
Pero, no, “Los Lesos”, son de otra época y aunque algunos de ellos no se vean en meses, su núcleo duro de Los Lesos, ya tiene un hábito formado desde hace décadas: juntarse todos los viernes, en un restorán o café de Punta Arenas, para conversar y relajarse.
De hecho, así nació el grupo, como bien recuerda Mihovilovic. “Fue como hace 40 años y nos conocimos en el Rotary de Punta Arenas. Y de pronto, empezamos a juntarnos en un café y nos tratábamos de “hola, leso”, “en qué andai, leso”.
Pues bien, un día en una de esas conversaciones, Mihovilovic recuerda que les pusieron mala cara en un café y decidieron buscarse otro café o restorán que los acogiera. “Ahora, nos juntamos en el Savoy, que tiene un rincón privado y es muy bueno, porque así nuestro garabatos no incomodan a las familias que llegan a comer”, dice Mihovilovic.
Fieles a ese espíritu, en las reuniones anuales de cada 31 de agosto, “Los Lesos” se han disfrazado de piratas, de militares cuando estaba de moda Pelotón y hasta de escolares. Y no solo eso. “Hemos viajado al extranjero en grupo, salimos a cazar y pescar, también”. Y como una nota emotiva de estas aventuras, también han bautizado a muchas bahías y caletas con los nombres de algunos de los ya 17 compañeros del grupo que ya no pasaron agosto, el último de ellos Jorge de Grenade, a quien Mihovilic le deseó lo mejor en su viaje a la eternidad.