En los últimos veranos hemos tenido muy gratas temperaturas en la Región de Magallanes y Antártica Chilena. Reconocemos que no son muchos días y cuando ocurre, bromeamos que por fín ese día llegó el verano. Para esta temporada estival que estamos ad portas de iniciar no podemos aventurar cómo estará el clima, porque la Patagonia es así.
Pero el aumento en las temperaturas que estamos percibiendo por estos días invitan a la comunidad a llegar a la orilla de la playa. Todos nos damos cuenta de cómo baja mucha gente de Punta Arenas a la orilla del mar. Tenemos costanera que fue reconstruida hace poco más de una década y que sufrió, posterior a eso, la inundación producto de la salida del Río de Las Minas.
Pero más allá de aquello, Punta Arenas cuenta con una tremenda ventaja que no se ha sabido aprovechar. Muchos magallánicos que han viajado por décadas a Puerto Madryn se han percatado de que la costa completa está aprovechada. Y no se trata del hecho de poder nadar, o de las temperaturas más altas. Se trata de disfrutarlo, de tener espacios concesionados, de instalar pubs, cafés y restaurantes. De arrendar bicicletas, de tener protección contra el viento.
Se trata de hacer una costanera que potencie la ciudad, que invite a sus habitantes. Se trata de tener una playa limpia y no llena de vidrios, piedras y basura. Se trata de que de una vez por todas se tome la decisión de crear algo moderno, que explote la ciudad y sus atributos, que entregue entretención y comodidad. Se trata de saber aprovechar lo que se tiene a costa del clima. No es arreglar la playa para bañarse.
Es potenciar nuestra costa para disfrutar, entregar trabajo, descentralizar el comercio y los locales nocturnos. Saber vivir a orillas del mar.