El pasado viernes comenzó la franja electoral que precede al plebiscito del domingo 17 de diciembre. Y si bien es esperable que esta clase de publicidad -como muchas- no sea del todo fidedigna con la realidad y/o exagere ciertas cosas (particularmente en lo que a promesas de acontecimientos futuros se refiere), creo que, en esta ocasión, las inexactitudes en que incurre la opción “En Contra” van mucho más allá de lo que jamás me había tocado ver en pantalla.
Si bien la extensión de esta columna no permite analizar en detalle todos los casos en que la propaganda de la opción “En Contra” es inductiva a error, me permitiré comentar algunos ejemplos que he visto hasta ahora, limitándome al spot anclado en la frase “nadie quiere”, en el cual se afirma:
(i)“nadie
quiere que le roben sus ahorros”, a pesar de que la propuesta
constitucional garantiza la propiedad e inexpropiabilidad de los fondos
de pensiones (Artículo 16 N°28);
(ii)“nadie
quiere, para sus hijos, una mala educación”, sin decir que el texto
garantiza el derecho a la educación y la libertad de enseñanza de una
manera mucho más robusta que en el texto actual (Art. 16 N°23 y 24, los
que debiesen compararse con los números 10 y 11 del Art. 19 de la
Constitución actual);
(iii)“nadie
quiere salir a la calle con miedo”, siendo que esta propuesta refuerza
el rol de las policías (Capítulo VII), combate la corrupción (Art. 8),
el terrorismo (Art. 15) y la migración irregular (Art. 16 N°4(b)),
ordenando la creación de una agencia contra la corrupción (Art. 8.6),
una policía fronteriza (disposición 36 transitoria) y una defensoría de
las víctimas (Capítulo XI), además de establecer el derecho a vivir en
un entorno seguro (Art. 16 N°20); y
(iv)“nadie
quiere que le quiten derechos”, sin decir que la propuesta contiene 37
derechos garantizados, 11 más que en la constitución actual, y todos
ellos cuentan con recurso de protección para exigirlos, a diferencia de
la constitución vigente, en que dicho recurso solo está disponible para
ciertos derechos (compárese el Art. 20 de la Constitución vigente con el
Art. 26 de la propuesta).
Luego, el mismo spot incluye frases ajenas a lo que una constitución, en tanto norma legal, puede regular (e.g. “nadie quiere que limiten sus sueños” o “nadie quiere que lo ignoren”), para concluir diciendo que “este 17 de diciembre hay que votar en contra de lo que nadie quiere”. Acá, se desconoce algo que he podido comprobar en estos primeros días de campaña en Magallanes: lo que nadie quiere (salvo algunos políticos), en realidad, es seguir dándole vueltas al tema constitucional, siendo que tenemos tantos desafíos y problemas en seguridad, salud, educación, pensiones y una larga lista de etcéteras, de los cuales el Gobierno no se ha hecho cargo (en parte, porque ha abdicado a su función de gobernar por estar pendiente de estas discusiones, como lo demostró en sus primeros 6 meses de mandato o bien ahora, en que decidió postergar la reforma de pensiones hasta después del plebiscito).
“Miente, miente, que algo queda” reza el dicho popular. Esperemos que ello no signifique “quedarnos” con la inestabilidad asociada a no poder cerrar, de una vez por todas, tras más de cuatro años de debate, el tema constitucional.