Desplegados los diferentes medios del Ejército de Chile en la primera línea de defensa continental, en lo que actualmente es la comuna de San Gregorio, se vivieron los momentos más tensos de la Crisis del Canal Beagle, para muchos el período que involucra fines de noviembre y diciembre marcó los recuerdos de aquellos desplegados en la defensa y quienes la apoyaron, entre ellos estancieros y habitantes de la entonces Villa O´Higgins.
La vía diplomática parece no rendir frutos
A fines de noviembre y los primeros días de diciembre se marca el aparente fin de la vía diplomática, en donde los esfuerzos de Cancillería parecían no tener oídos ante las indecisiones y falta de liderazgo del cuerpo político argentino, quebrado entre quienes deseaban una vía de resolución pacífica de la controversia, llamados “palomas”, y quienes apostaban por una aventura bélica, denominados halcones”.
Según diversos investigadores, la estrategia chilena era la de no iniciar el conflicto, se había dado instrucciones a los diferentes mandos y tropas a lo largo de la frontera chilena de no caer en provocaciones, las cuales fueron aumentando a medidas de que se acercaba el último mes de 1978.
De esta manera, las operaciones serían defensivas lo cual involucraba distintas líneas de resistencia, para reagrupación, dando tiempo al escalón diplomático y político para denunciar la acción de Argentina en el concierto internacional.
Algunos medios de prensa, como es el caso de La Estrella de Valparaíso, en donde cumplía funciones el actual concejal de Punta Arenas Francisco León, ya tenían el titular ante el inicio de las hostilidades, recordando el edil que “Insólita agresión Argentina”, ese era el titular que estaba dispuesto ante el inicio de las acciones en contra de nuestro país, el cual ya había sido distribuido, manteniéndose en reserva para el momento justo en el cual nuestro soldados iban estar defendiendo nuestra Patria”.
Es en este contexto, cuando el entonces intendente de Magallanes, general de División Nilo Floody Buxton, realiza las series de reuniones con gremios, instituciones y población en general en la capital regional, el motivo era informar lo inminente de la Guerra y sus duras consecuencias, dando la opción de abandonar Magallanes. Nilo Floody hasta su última entrevista registrada recuerda que “ni uno solo, ni un solo magallánico quiso dejar la región, siendo ejemplo de coraje y entrega, es más hicieron posiciones en sus casas y prepararon envíos de ayudas a nuestros soldados”.
Vivencias en la primera línea de defensa continental
Para muchos de los soldados y carabineros desplegados en la frontera, así como también en las segundas líneas de resistencia y de apoyo logístico, la tensión pasado el 13 de diciembre fue en aumento.
El entonces Cabo Segundo Luis Uribe, perteneciente al Regimiento Nº 10 “Pudeto”, en testimonio plasmado en el libro “1978: Voces del Ejército de Chile en la Crisis del Canal Beagle”, recuerda que “durante la segunda quincena de diciembre se produjo la llegada de refuerzos de personal de Carabineros provenientes de la Escuela de Suboficiales de dicha institución, uno de ellos quedó en mi posición, era el Sargento Segundo de apellido Silva, con quien nos llevamos muy bien, nunca tuvimos problemas, al contrario, tengo buenos recuerdos de él, ya que compartió con mis soldados y conmigo en forma deferente y respetuosa, ayudándonos a pasar el tiempo con sus conversaciones que eran diferentes a los temas nuestros, por tener más años de vida, creo yo, y por venir de la capital del país, con experiencias distintas”.
Por otro lado, el entonces soldado conscripto Francisco Vega del Regimiento Nº 1 “Buín” desplegado en Ci Aike, recordó en entrevista plasmada en el libro “Desplegados en la Frontera Austral”, “un día nos repartieron un Escapulario de Género, de la Virgen del Carmen a cada uno de los que estábamos en ese sector. También tuvimos que hacer nuestro Testamento de los bienes que teníamos, que a ese fecha eran muy pocos”.
Las vivencias de los habitantes de Villa O´Higgins
El profesor Normalista Juvenal Henríquez, recuerda que “nos comunican el 20 de diciembre que el 21 era un día clave, y cuando llegamos a trabajar en la mañana nos encontramos con un soldado que estaba bloqueando la puerta diciéndonos que no debiéramos trabajar porque se venía un momento muy difícil, que se esperaba un ataque de Argentina”, señala que “después conversando con la superioridad, determinaron que ese era un lugar seguro para estar con los niños”, siendo uno de sus principales desafíos junto a su esposa Nora Concha, también profesora normalista, entregar tranquilidad a los 65 niños de la escuela rural en medio de una intensa actividad militar.
Por otro lado María Angélica Hernández, habitante de Villa O´Higgins señala que “nosotros estábamos avisados, a la espera de las noticias por radio que era lo que se teníamos más frecuentemente y el tema de navidad no era como navidades anteriores, porque estabas como en tensión, porque un momento dado era la noticia y ya abandonar tu casa y tu entorno, entonces no había como un ambiente de Navidad solamente de expectación en los días previos”.
Tal como los habitantes de la aislada localidad, la tensión se vivía en las diferentes trincheras, zonas de despliegue de artillería, blindados y tanques, esperando el denominado Día “D” en uno de los momentos más tensos de la historia chileno-argentina, en donde decenas de historias se escribieron en una de las “noches más largas del siglo XX”.