Vivir en una casa propia, es todo un logro para cualquier familia en Chile. Pero se trata de un sueño especialmente difícil para las familias migrantes, las cuales han ido creciendo de modo considerable en los últimos años, muchas veces en condiciones preciaras, por lo que el arriendo es la única realidad posible para la inmensa mayoría de ellos.
Sin embargo, Magallanes, junto a Aysén, destacan a nivel nacional por ser las que tienen mayor cantidad de hogares migrantes.
Así lo indicó un reciente estudio del Centro de Políticas Migratorias y la consultora Nomade, sobre las condiciones materiales de vida de la población extranjera.
La investigación demostró, sin embargo, una enorme diferencia entre los migrantes y la población chilena, en materia habitacional. Mientras el 60% de los hogares chilenos posee casa propia, apenas un 11 por ciento de los migrantes puede decir lo mismo, mientras que el 80% de ellos vive en arriendo y el restante 8 a 9 por ciento, allegados.
Peor aún, en Magallanes, el precio promedio de los arriendos es de 356 mil pesos mensuales, el más alto del país, a lo que se suma el hecho que el arriendo para los inmigrantes también suele ser un poco más alto que para los nacionales, sostiene el estudio.
Asimismo, el documento indica que las familias de inmigrantes poseen en promedio 3,1 integrantes, una cifra que ya es superior al promedio chileno de 2,8 integrantes, lo que agrava las condiciones materiales de vida de la población migrante en general.
Inmigrante
Adriana Córdova, inmigrante venezolana radicada en Punta Arenas desde hace años, admite que no es fácil radicarse en estas lejanas tierras y que el recuerdo de su familia, la ha llevado en más de una ocasión a pensar en el retorno.
Pero hay un factor que elimina todas sus dudas: “Aquí hay más seguridad, más libertad para los hijos de uno y la gente es bien cálida”.
Córdova, quien ya es madre de una niña nacida en Chile, comenta así sobre el futuro que ofrece nuestra región: “Hay muy buenas las oportunidades para educar los hijos y ellos aquí tienen más libertad. En Venezuela, a mi hija no la dejaría salir sola a la calle como acá, sobre todo tras el intento de secuestro que tuvimos. Allá a mi hija no la puedo dejar ni ir a comprar a la panadería”.
- ¿Y el tema de los arriendos?
“Ese tema ha sido fuerte y cada vez exigen más requisitos. Están pidiendo hasta tres meses de depósito, más todos los requisitos. Ayer estaba viendo que exigían seis meses de antigüedad en el trabajo y cada vez es más difícil encontrar algo bueno. El otro día vimos una casa que por fuera se veía bien buena y que estaba a 500 mil pesos. Cuando revisamos bien las fotos, nos dimos cuenta que el baño tenía un agujero y un montón de otros problemas”.