Muchos no lo creían cuando el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, se anticipó a muchos estadísticos y a la misma policía uniformada al asegurar que las estadísticas señalan que a diario en la capital magallánica son al menos siete los accidentes de tránsito que ocurren en nuestras calles y avenidas.
Obviamente que los números indicados manifiestan que los siete corresponden a un promedio, pero que dada la poca cantidad de habitantes versus la alta cifra de vehículos nos pone en un porcentaje alto a nivel nacional. Es muy preocupante.
Por estas fechas los accidentes se incrementan debido a la escarcha y las malas condiciones climáticas. Hay volcamientos, choques, colisiones por alcance, atropellos, entre otros.
Los números no nos engañan, dicen la verdad e incluso nos indican que en Punta Arenas los hechos de estas características ocurren por descuidos, irresponsabilidades y un pésimo manejo.
El principal culpable de los accidentes que ocurren todos los días en Magallanes es el chofer. Es la persona que va al volante del vehículo.
Algunos de los vicios que se ven a diario en Magallanes: manejar por la izquierda a baja velocidad y permitir los adelantos por la derecha; el no uso de los espejos retrovisores para ver la maniobra que se va a realizar; al girar hacia la derecha; abrirse cambiando de vía como que estarían conduciendo un bus o un camión; hablar por celular mientras está conduciendo y lo que es peor se quedan pegados en los semáforos más atentos a la conversación por WhatsApp que al cambio de luces para seguir con la carrera y no hacer tacos. Estacionarse en doble fila en especial a las salidas de los colegios, si o si tienen que estar lo más cerca de la puerta de entrada.
El año pasado los municipios a nivel país se comprometieron a elevar el nivel de exigencias para entregar las licencias de conducir. Aseguraron que habrá medidas más estrictas en la fiscalización de los exámenes prácticos y que estos no sean de dar vuelta una manzana de calles, sino que deban enfrentar situaciones difíciles y en lugares de alto tráfico.
La conducción en Magallanes es muy mala y hay prepotencia al volante, falta ser amables, hay ignorancia en lo que significa acelerar midiendo la distancia para usar la velocidad de inicio y de frenar.