En rigor, fue la segunda, pero para efectos prácticos podemos decir que ayer se llevó a cabo la primera sesión del nuevo Concejo Municipal de Punta Arenas (la primera fue más bien simbólica, al momento de la toma de poder, para definir días y horas de funcionamiento del órgano). Y no estuvo exenta de polémica.
Los concejales le dieron la bienvenida a los republicanos Marcela Leichtle y Miguel Contreras, los dos nuevos ingresos. Y junto con esas recepciones, aprovecharon también de felicitar por su cumpleaños al reelecto Germán Flores. Tras ello, las primeras chispas se percibieron entre Contreras y el también reelecto Jonathan Cárcamo.
Contreras, no tan acostumbrado a las dinámicas del Concejo, le llamó la atención a sus colegas la demora en el trámite de los puntos relacionados, en su mayoría, con el Presupuesto Municipal 2025. A su juicio, era inentendible la demora del debate tras diálogos previos. Cárcamo rayó la cancha y le explicó que todo lo que dijeran iba a quedar en acta y que, además, cada voto estaba siendo visto por medios de comunicación y ciudadanos. En consecuencia, debía ser justificado.
Luego, al momento de discutir los sueldos de los concejales, los ediles pertenecientes a los partidos de gobierno propusieron de la dieta que pueden percibir el equivalente a 15,6 unidades tributarias mensuales (UTM), que se traduce en $1.049.786.
Para la concejala Leichtle y Contreras (y también para Alicia Stipicic), el concepto de servicio de su trabajo iría en contra de una remuneración, proponiendo que la dieta sea la mitad de lo que postulaban los concejales del oficialismo, lo que fue rechazado por los concejales de izquierda. Finalmente, se aprobó el máximo que está permitido.
Contreras, además, se tuvo que inhabilitar consecutivamente en algunas votaciones porque su hijo es funcionario municipal y aquellas iban en su directo beneficio económico.