Las cosas a veces se salen de control por circunstancias y contextos que desconocemos. Lo importante es que prime la empatía y la escucha, definitivamente. Esa fue la moraleja a la que llegaron Pamela Castillo, Sandra Ampuero y Daniela Gallardo el sábado en la mañana, luego de pedirse disculpas públicas, tras protagonizar una riña y lanzarse amenazas al interior de una de las salas del cine Star, en la Zona Franca.
Pasó que el hijo de Pamela había sido dado de alta hace muy poco tiempo por haber experimentado situaciones de violencia. Esos días sin él fueron difíciles para ella, y “recuperarlo”, dijo, era aprovechar todo el tiempo que pudiera en hacerlo feliz.
Coincidió con Sandra en la sala, quien también estaba con un menor de edad. No está claro cuál de los niños estaba usando el cine en la sala, pero lo usaba con la luz del flash, como si estuviera grabando la película.
A una de las dos no le pareció que contaminara el ritual audiovisual con eso que hacía. Se inició entonces una discusión que poco a poco derivó en una “riña, propinándose diversos golpes de puño y tirándose el pelo mutuamente”, contó el fiscal Fernando Dobson, del Ministerio Público, durante el control de detención.
Llegó personal de seguridad a separarlas y contenerlas. A esa altura, Sandra le había avisado a su hija, Daniela. Y ya cuando la película había terminado y la hija esperaba a su madre afuera que le sindicaron quién había sido la del altercado. Pese a la contención, creyó que era buena idea acercarse “de manera agresiva contra Pamela, profiriéndole amenazas de manera verbal, diciéndole que la iba a matar”.
Pamela quedó con rasguños en su mejilla y mano izquierda; Sandra con un cortecito detrás de la oreja. Por lo anterior, se les formalizó por los delitos de lesiones leves, mientras que a Daniela por amenazas.
Ricardo Herrera, el juez de turno, medió para una salida alternativa: disculpas públicas, las que fueron consideradas, tanto por la defensa como por la Fiscalía, como “suficiente reparación”.
Pamela comenzó: “Les pido disculpas a las dos. No fue mi intención. A mi hijo recién lo dieron de alta (...) Se salió de control un momento, tener a mi hijo lejos e igual fue un proceso difícil. No es fácil cuando uno está sola”.
Sandra después: “También te pido disculpas, pero solo me defendí. Eran niños que usaban el celular”.
Y Daniela también.
Las tres fueron dejadas en libertad. Una vez afuera de la sala, hubo una frase que quizás resumió todo y que dijo una, cuando ya llegó la empatía y la escucha: “Nos salió lo leonas”.