Bajemos al aspecto político del debate previsional: ¿Cuál es su diagnóstico del estado actual de las conversaciones? Considerando los descuelgues del Senado, las observaciones del Consejo Fiscal Autónomo, las aprehensiones de ciertos sectores, la imprevisibilidad de los otros parlamentarios magallánicos?
“Van a quedar claras las dos fuerzas que hay: un oficialismo que quiere subir las pensiones hoy y avanzar en una reforma, y por el otro lado, muchos que no quieren cambiar el sistema, aunque saben que está fracasado, porque estamos en 2025 y las AFP nos habían prometido una pensión que sería igual al 100% de tu último sueldo y ese número hoy es de 17% en promedio. Chile Vamos sabe que hay que hacerle cambios al sistema para mejorar las pensiones, pero no quieren tocar tampoco el mercado de las AFP”.
“Estamos en la mitad, diría yo, en el momento clímax, donde se va a definir si este acuerdo logra salir y permite el objetivo de este Gobierno, que es subir las pensiones de hoy y de mañana, de los actuales jubilados, que son 2,8 millones de personas”.
—¿Será que cada uno de los parlamentarios está velando por su interés propio y no por lo definido por el bloque? El lunes en la noche, Guillermo Ramírez, timonel de la UDI, dijo que Ésta era una buena reforma; pero en la Cámara Alta pareciera que no se están cuadrando.
“Ahí uno entiende por qué están dilatando la reforma: la propuesta de la derecha era subir la capitalización para que las pensiones subieran en 30, 40 años más, y la propuesta nuestra era crear un seguro social para que subieran hoy. Y logramos un acuerdo en que se sube la capitalización por cargo del empleador para mejorar las pensiones de 30, 40 años más, pero a la vez se crea un seguro social que permite subir las pensiones hoy”.
“Hay muchos que no quieren lograr ese objetivo. Muchos se están descolgando, y muchos de ellos por razones mezquinas: no quieren que este Gobierno suba las pensiones, porque esto sin duda va a tener efectos electorales, no están dispuestos a ceder”.
—La propuesta no destruye la idea de capitalización individual, sino que refuerza la competitividad de las administradoras y supervisa lo que pueden o no hacer. Además, habría una participación mayor del Estado. ¿Será entonces que haya sido un mal momento que se proponga esta reforma en un año electoral?
“Bueno, si no lo estamos debatiendo antes es porque hubo mucha dilación. El proyecto original se presentó hace más de dos años y la propuesta era efectivamente un sistema mixto, que mantenía capitalización en un 10% y que creaba un seguro social, que era de 6 puntos. Eso permitía subir más las pensiones actuales. No tuvimos los votos y hoy estamos en un punto intermedio en que efectivamente se aumenta la capitalización individual y eso va a subir las pensiones para quienes se jubilen más adelante, pero se crea este seguro social para subir las pensiones hoy día. Además, nosotros queríamos, siempre quisimos y vamos a seguir queriendo, hacer modificaciones en la industria para que mejoren las pensiones. En principio era a través de la separación de la industria. Hoy, con este acuerdo, lo que se logró fue la licitación de stock que permite que se haga una licitación entre todos los cotizantes y así generar mayor competitividad y baja de las comisiones”.
“Que acá hay algo que no nos podemos olvidar: el negocio de la AFP es morbosamente bueno y vergonzosamente muy rentable. Mientras las pensionadas reciben de las AFP, las mujeres, por ejemplo, una mediana de $40 mil, ellos día a día ganan más de $1.500 millones. Es un negocio excesivamente rentable y no lo digo yo, lo dicen los mismos técnicos. Sus utilidades superan el 30%, cuando cualquier emprendedor magallánico que hoy día esté leyendo esto, sabe que no llega a esa utilidad en su negocio”.
“Queríamos más competencia, queríamos ingresar un ente público. También queríamos licitación de stock, queríamos separación de la industria para eso, para que esa rentabilidad se pase a las pensiones. No logramos todo, lo sabemos. Es el costo que vamos a tener que pagar para que hoy suban las pensiones y no en muchos años más si retrasamos esta reforma”.
—¿Y de qué forma se pueden cuadrar esos votos rebeldes?
“Ahí, la labor de todos es muy importante. Me gustaría preguntarles (a los descolgados): ¿Qué les impide votar un proyecto que va a subir en aproximadamente $100 mil o más las pensiones de nuestros jubilados actuales, que gracias a la PGU han llegado a $250 mil de pensión, muchos de ellos?, pero eso es por un efecto del Estado”.
“Ése es otro punto muy importante que está acá en entredicho: quienes apoyan este sistema e irreflexivamente creen que el mercado puede solucionarlo todo, creen que las AFP pueden entregar buenas pensiones y a más de 40 años de su implementación, vemos que la gran mayoría de este país, si recibe pensión, es gracias a la Pensión Garantizada Universal. Eso es un esfuerzo de todos los chilenos a través del Estado. Eso no quieren reconocerlo”.
—¿Cómo se convencen? ¿Será la estrategia del Partico Comunista, de salir a las calles? ¿O el ministro Álvaro Elizalde y lo que haga?
“Todo suma. Todas las formas de lucha en esto sirven, porque lo que está en juego es el bienestar de muchos chilenos”.
“Yo le preguntaría, por ejemplo, a nuestros parlamentarios de Magallanes, ¿qué razón tendrían para no subir las pensiones a los chilenos? ¿Si no les gusta el seguro social, cuál es la propuesta?
“En el Senado. el acuerdo ya tiene sus bordes definidos. Con las últimas intervenciones del Consejo Fiscal, se está haciendo ajustes”.
“Solamente, porque éste es un año electoral (la derecha) no quieren darle un triunfo al Gobierno”.
“Desde mi punto de vista, voy a votar a favor de una reforma que suba las pensiones y que permita dejar abierta la mejora a la industria y generar mayor competitividad. Para eso fuimos electos”.
—¿Qué mensaje le daría a los representantes magallánicos en el congreso?
“Hay que poner a los 2,8 millones de pensionados, y a nosotros mismos, y a nuestro futuro, antes que sus posibles reelecciones o sus gustitos ideológicos”.