Con una neutralidad de sobra conocida en los conflictos mundiales y ubicada entre en el extremo sur del continente americano, Chile se posiciona como el único país de la región en contar con una de las mayores flotas de submarinos con misiles balísticos a nivel global, superior a potencias armamentistas como Brasil, Alemania y Corea del Norte.
De acuerdo con los datos evaluados por Military Watch, Chile contabiliza con una armada de evaluación 4, la misma que otros países como Francia o Gran Bretaña. La armada chilena está compuesta por dos submarinos de la clase Thomson y dos de la clase Scorpène, situados en la base de ciudad de Talcahuano. Esta armada tiene capacidad suficiente para organizar estratégicamente ataques dirigidos con precisión a la población enemiga.
Los dos submarinos chilenos de la clase Thomson, el CS Thomson y el CS Simpson, fueron construidos por la empresa alemana Howaldtswerke-Deutsche Werft (HDW) en Kiel. Por su parte, los Scorpène fueron desarrollados y construidos conjuntamente por la naval española Navantia y la francesa Naval Group: el O’Higgins (SS-23), y El Carrera (SS-22) en el astillero Navantia de Cartagena.
Operaciones de monitoreo
A principios de 2024, Chile ya realizó distintas operaciones de monitoreo con su armada con el objetivo de evaluar y vigilar los barcos pesqueros chinos en las Islas Juan Fernández. Además, dado el tamaño de su flota, la armada chilena transita anualmente por la ZEE, en su camino hacia el Estrecho de Magallanes con el objetivo de capturar grandes especies de calamares y otro tipo de especies, causando estragos en la pesca.
“Es una tarea vital, que se efectúa siempre, para el control y prevención de los recursos marinos, como parte de la política nacional contra la pesca ilegal”, señaló el por entonces Jefe de Departamento de Pesca y Recursos Marítimos, de la Dirección de Intereses Marítimos de la Armada, Rodrigo Lepe.