La última Encuesta Nacional de Empleo (ENE), publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), ha revelado cifras inquietantes respecto de la evolución del empleo en el país. La tasa de desocupación nacional se ubicó en un 8,8% en el trimestre febrero-abril de 2025, marcando un incremento de 0,3 puntos porcentuales en un año. Sin embargo, estos datos, que ya de por sí son alarmantes, esconden una realidad aún más compleja para la Región de Magallanes, donde el desempleo sigue siendo una problemática estructural.
Magallanes: una realidad preocupante en el extremo sur
Históricamente, la región ha enfrentado dificultades para generar empleos estables y de calidad, debido a su dependencia de actividades altamente estacionales, como el turismo y la pesca. A pesar del incremento en sectores como alojamiento y servicio de comidas (8,8%), enseñanza (4,3%) y actividades financieras y de seguros (10,1%), el crecimiento del empleo sigue siendo insuficiente para compensar el alza de la fuerza de trabajo.
Mientras en otras regiones del país los ajustes estacionales han permitido mantener cierta estabilidad en los niveles de ocupación, en Magallanes la recuperación parece estar estancada. La crisis se agrava por la disminución en sectores clave como el comercio (-13,8%) y la industria manufacturera (-13,9%), generando una reducción en la ocupación informal de 8,2%, una cifra que, lejos de ser alentadora, representa la precarización del empleo en la región.
Brechas de género y condiciones laborales
Otro aspecto crítico es la brecha de género en el acceso al empleo. A nivel nacional, la tasa de desocupación femenina se situó en 9,7%, aumentando 0,2 puntos porcentuales en el período analizado. En Magallanes, las mujeres enfrentan aún más obstáculos para insertarse laboralmente, lo que se refleja en una baja participación en la fuerza de trabajo y en un menor número de horas efectivas trabajadas.
Según el informe del INE, en promedio, los hombres trabajaron 38,7 horas semanales, mientras que las mujeres apenas alcanzaron 33,6 horas, lo que evidencia las dificultades que muchas trabajadoras enfrentan para acceder a empleos con estabilidad y condiciones equitativas. La subutilización de la fuerza de trabajo es otro indicador alarmante, alcanzando 16,8% a nivel nacional, con una brecha de género de 6,5 puntos porcentuales, un reflejo de la desigualdad persistente en el mercado laboral.