La reciente Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric ha generado una intensa y multifacética reacción en la Región de Magallanes, exponiendo una comunidad dividida entre la tenue esperanza que emana de los anuncios presidenciales y el escepticismo arraigado ante la histórica distancia entre las promesas de Santiago y las realidades del extremo austral. 

El discurso, concebido como un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, ha terminado por convertirse en un crisol donde se confrontan las expectativas regionales con la evaluación de la gestión gubernamental, dejando en evidencia la impaciente demanda de acciones tangibles que impulsen el desarrollo y mejoren la calidad de vida en Magallanes. La polarización de las voces, desde el reconocimiento de ciertos avances hasta la denuncia de una persistente desconexión, subraya la complejidad de gobernar un territorio con una identidad tan marcada y unas necesidades tan específicas.

Expectativas

La atención en Magallanes hacia la Cuenta Pública era considerable. La región, consciente de su singularidad geográfica, económica y social, aguardaba con expectación anuncios que abordaran sus desafíos particulares: el impulso a la diversificación productiva más allá de los recursos naturales, la mejora de la conectividad tanto física como digital, la promoción de un desarrollo sostenible que respete su invaluable patrimonio natural y cultural, y la atención a las necesidades de sus comunidades, desde las más urbanas hasta las más aisladas. 

Sin embargo, el discurso presidencial ha desatado un debate que va más allá de la mera enumeración de logros y promesas, adentrándose en la evaluación de la efectividad de las políticas implementadas y la percepción de un compromiso real y sostenido con el futuro de Magallanes. La tensión entre la retórica del progreso y la urgencia de resultados concretos define el ánimo de una región que anhela dejar de ser vista como un territorio de potencialidades no realizadas.

Desde los primeros compases del mensaje presidencial, las plataformas digitales se transformaron en un foro de debate público. Las redes sociales se inundaron de comentarios que reflejaban un amplio espectro de opiniones, desde el elogio de iniciativas específicas hasta la crítica mordaz por la falta de menciones o la vaguedad de los anuncios relativos a Magallanes. 

La sensación de desconexión entre el discurso pronunciado en Valparaíso y la realidad vivida en Punta Arenas y otras localidades de la región fue un tema recurrente, especialmente en lo referente a problemáticas como la seguridad, el desarrollo económico y la inversión en infraestructura. No obstante, también se alzaron voces que valoraron los avances en áreas como los derechos sociales y la transición hacia energías más limpias, aunque con la cautela de esperar su materialización concreta en el contexto magallánico. Esta dualidad de percepciones subraya la necesidad de un análisis profundo y matizado de las implicaciones de la Cuenta Pública para el futuro de la región.

Voces desde Magallanes

El senador por Magallanes, Alejandro Kusanovic, expresó una visión crítica, señalando que “fue una Cuenta Pública llena de buenas intenciones las cuales tenemos todos, pero el camino hacia los beneficios sociales pasa por el crecimiento económico, que no se impone por decreto, sino que se cultiva promoviendo la industria y el crecimiento. Por otra parte para combatir la delincuencia y el terrorismo más que leyes nuevas, se necesita voluntad política y carácter. Como también en Chile, la evasión de impuestos ronda el 40%, principalmente por la economía informal, sin que se implementen soluciones concretas al problema los gobiernos. En cuanto a la corrupción no se combate sólo con fiscalizadores -costosos y a menudo insuficientes-, sino con castigos ejemplares que disuadan comportamientos ilícitos. En cuanto al aborto me llama la atención que todos los que están a favor ya Nacieron. En resumen muchos temas generales sin ninguna estrategia y entendimiento de como se desarrollan y otros temas para su sector y que dividen totalmente a los chilenos. Sin ninguna mención real al Estado Económico del país y hacia donde vamos y cuales son los objetivos a lograr”.

Diputada Morales

En contraste, la diputada Javiera Morales ofreció una perspectiva optimista, diciendo que “el Presidente fue claro. Durante estos cuatro años se avanzó, se redujeron las inmigraciones irregulares, el ingreso de inmigrantes irregulares, en casi un 50 por ciento. Se avanzó reforzando el Estado en materia de seguridad con más de 60 leyes aprobadas y en materia social se cumplió con gran parte del compromiso de este gobierno con los chilenos y chilenas. 40 horas, copago cero, aumento histórico del sueldo mínimo, ley papitos corazón y, por cierto, la reforma de pensiones. Pero no dejaremos de trabajar, sino que, por el contrario, se anuncia para Magallanes una inversión, que se estaba trabajando ya en la región, de más de 65 millones de dólares para el Muelle Mardonas, para implementar la estrategia de hidrógeno verde. Y además continuaremos este año para cumplir el compromiso de terminar con el CAE y condonar parte de esa deuda que cargan tantos magallánicos estudiantes en nuestra región y también con el proyecto de Salacuna para Chile. Termino esta cuenta pública orgullosa también del Gobierno en estos cuatro años, porque en Magallanes cumplimos”.

Alcaldesa protocolar

La alcaldesa protocolar de Punta Arenas, Alicia Stipicic, manifestó una profunda decepción, señalando que “si alguien nos pregunta qué ha hecho Boric por Magallanes, la respuesta no puede ser otra que la decepción. La historia nos ha enseñado que, con frecuencia, no hemos visto resultados tangibles de quienes prometen mucho desde Santiago. La realidad es que, en muchos casos, los presidentes de la capital han hecho más por otras regiones que por nuestra tierra, que sigue siendo vista como un territorio de promesas y potencial aún no realizado. Los anuncios y las buenas intenciones abundan en las cuentas públicas, pero la verdad es que lo que queda en el recuerdo son las esperanzas. La promesa del hidrógeno verde, por ejemplo, aún no se ha concretado en avances concretos y sostenibles que beneficien a nuestra región y a nuestra economía. Seguimos esperando que esas ideas se transformen en realidades palpables, en empleos y en crecimiento para Magallanes. Es tiempo de exigir más que palabras y anuncios”. 

Por su parte, el consejero regional Arturo Díaz adoptó una postura más favorable, planteando que “La cuenta pública del Presidente vino a recordar, aunque a algunos le moleste, todo lo que se ha avanzado en este gobierno. En particular, relevó los avances para las y los trabajadores de nuestro país como las 40 horas , el aumento histórico del sueldo mínimo y la salud pública gratuita, sin dejar de mencionar que se acabarán los privilegios de los criminales de Punta Peuco. Sin embargo, más allá de hacer un recuento de lo avanzado, aún quedan meses por delante y el trabajo no se detiene acá, sino que seguiremos impulsando los cambios que Chile necesita para otorgarle un mejor vivir a todas y todos”.

Consejero Arecheta

Finalmente, el consejero regional Rodolfo Arecheta fue directo en su crítica, diciendo que “Me parece una falta de respeto que alguien hable cerca de 3 horas, más encima sin dar cuenta de una pésima gestión”.

La diversidad de estas reacciones en Magallanes pone de manifiesto la complejidad de evaluar el impacto de la gestión presidencial en una región con sus propias dinámicas y expectativas. Mientras algunos vislumbran oportunidades en los anuncios y reconocen ciertos progresos, otros exigen con vehemencia acciones concretas y un compromiso más profundo del gobierno central con las necesidades y el potencial de Magallanes. La Cuenta Pública, lejos de zanjar el debate, ha intensificado la discusión sobre el rumbo de la región y la efectividad de las políticas nacionales en el contexto austral.