Las mascotas ocupan un lugar especial en la vida de las personas. No son simples animales de compañía, sino miembros de la familia, seres que nos brindan amor incondicional, compañía y momentos inolvidables. Sin embargo, cuando llega el momento de despedirlas, nos enfrentamos a una cruda realidad en Punta Arenas: la ausencia de un cementerio de mascotas formal y adecuado.
Hoy, muchas personas recurren a un cementerio clandestino, nacido de la necesidad y la falta de opciones. Este espacio, aunque bien intencionado, no ofrece condiciones apropiadas ni garantiza el cuidado ambiental que una infraestructura de este tipo debería tener. La falta de regulación puede derivar en problemas sanitarios y ecológicos, además de generar incertidumbre y angustia en quienes sólo buscan un lugar digno para el descanso de sus amigos peludos.
La existencia de un cementerio de mascotas oficial traería consigo múltiples beneficios. En primer lugar, permitiría que quienes sufren la pérdida de su compañero tuvieran un espacio adecuado para el duelo, con áreas de homenaje y tranquilidad. Además, contribuiría a una mejor gestión de los restos, evitando prácticas irregulares que pueden impactar la salud pública y el entorno.
Ciudades alrededor del mundo han entendido esta necesidad y han impulsado la creación de cementerios de mascotas con todas las medidas necesarias: infraestructura planificada, espacios verdes, memoriales y opciones ecológicas, como la cremación responsable. En Chile, algunas comunas ya cuentan con estos espacios, reconociendo que el vínculo entre humanos y animales merece un cierre respetuoso.
Entonces, ¿por qué Punta Arenas sigue postergando esta deuda? Es hora de que la comunidad y las autoridades consideren seriamente esta necesidad. Un cementerio de mascotas no es un capricho, sino una muestra de humanidad, respeto y responsabilidad. La relación entre las personas y sus compañeros de cuatro patas va más allá del tiempo compartido en vida; también debe extenderse al último adiós.
Para avanzar en esta iniciativa, es clave generar conciencia, abrir el debate y exigir soluciones concretas. Punta Arenas tiene la oportunidad de dar un paso hacia una despedida digna, creando un espacio que no solo sea funcional, sino también simbólico, un lugar donde el amor por nuestros amigos peludos quede reflejado para siempre.