En un esfuerzo por reducir la brecha de género en el ámbito laboral, el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence) y el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) han desarrollado una estrategia colaborativa en la Región de Magallanes y Antártica Chilena. Como parte de esta iniciativa, 14 mujeres dueñas de casa participaron en un taller especializado de pastelería y panadería, adquiriendo nuevas habilidades que fortalecerán sus oportunidades de empleo y emprendimiento.
Este programa no sólo les brindó conocimientos técnicos, sino que también representó un paso significativo hacia la independencia económica y el empoderamiento femenino. Durante la jornada, la directora regional de Sence, Doris Sandoval, destacó el trabajo interinstitucional que ha permitido integrar recursos y convocatorias, beneficiando directamente a emprendedoras que participan en programas de Fosis. “El foco en mujeres tiene un imperativo ético y responde a la brecha que aún persiste en el acceso y participación en el mundo laboral. Nuestro esfuerzo, junto al de otras instituciones, busca cambiar esa realidad”, afirmó Sandoval.
Por su parte, la directora nacional de Sence, Romanina Morales, enfatizó la importancia del rol del Estado en generar oportunidades reales para las mujeres a través de capacitaciones con pertinencia territorial y empleabilidad segura. “Las mujeres históricamente han enfrentado barreras para acceder al empleo. Como administración, es clave garantizarles herramientas que les permitan salir adelante y lograr independencia económica”, sostuvo Morales.
El director de Fosis Magallanes, Felipe Jeria, resaltó que aproximadamente el 85% de quienes postulan a programas de autonomía y generación de ingresos son mujeres, muchas de ellas jefas de hogar. “Estas alianzas intersectoriales abren oportunidades concretas para que las emprendedoras accedan a herramientas que fortalezcan sus negocios y potencien su autonomía”, concluyó Jeria.
Testimonios de las participantes
Para Dorcas Guerrero, alumna del taller, esta capacitación representó una oportunidad de crecimiento y una esperanza para el futuro de su familia: “Siempre he vendido empanaditas, pero ahora voy a innovar. Aprender nuevas técnicas me ha dado la confianza para emprender y salir adelante”, expresó. Su motivación va más allá de la formación, pues cuida a sus tres nietas, de 9, 7 y 5 años, y busca una alternativa laboral que le permita generar ingresos sin descuidarlas.
Desde el otro lado de la formación, la profesora de pastelería, Marilyn Chaparro, resaltó la conexión emocional que se generó en el grupo: “Más allá del aprendizaje técnico, este espacio ha sido de apoyo y unión entre mujeres. Han compartido sus experiencias, sus dificultades, y se han fortalecido unas a otras. Es gratificante verlas crecer”.
Marcela Vera Aguilar, otra participante del curso, compartió su experiencia al descubrir nuevas habilidades y atreverse a dar el primer paso hacia su independencia económica. “Fui dueña de casa por más de 20 años y nunca me había atrevido a hacer un curso. Ahora sé que tengo habilidades y quiero desarrollarlas para el bienestar mío y de mi familia”, comentó.