Cada 11 de julio, Chile celebra el Día del Periodista, una jornada que nos invita a reflexionar sobre la trascendental labor de quienes, día a día, se dedican a buscar la verdad, analizar los hechos y llevar información a cada rincón de nuestra sociedad. En un mundo saturado de datos, la importancia del periodismo riguroso y ético se vuelve más crítica que nunca.
La función principal del periodismo es servir como un pilar fundamental de la democracia. En una sociedad informada, los ciudadanos pueden tomar decisiones conscientes y participar activamente en el devenir de su país. Sin acceso a información veraz y contrastada, la deliberación pública se debilita, los procesos democráticos se vician y la rendición de cuentas de los poderes se vuelve una quimera. El periodista, en este sentido, actúa como un guardián, un contrapoder que fiscaliza, denuncia injusticias y da voz a quienes no la tienen, cumpliendo un rol esencial en la transparencia y la probidad.
Sin embargo, informar no es sólo transmitir datos. Es una tarea compleja que implica una serie de responsabilidades ineludibles. En primer lugar, está el rigor y la veracidad. En la era de la desinformación y las “noticias falsas”, la verificación de los hechos se erige como la columna vertebral del buen periodismo. La credibilidad es el activo más valioso de un medio y de un periodista, y se construye con cada pieza informativa que se publica.
Pero la importancia de informar va más allá de la mera exactitud. Se trata también de la contextualización y el análisis. Ofrecer los hechos escuetos puede ser insuficiente. El periodismo de calidad profundiza, explica las causas y las consecuencias, y ayuda a la audiencia a comprender la complejidad de los fenómenos. Esto implica investigar a fondo, entrevistar a múltiples actores, y presentar diversas perspectivas para que el público pueda formarse su propia opinión de manera informada.
Otro aspecto crucial es la ética profesional.
Finalmente, en un entorno digital en constante evolución, el periodismo se enfrenta a nuevos desafíos. La inmediatez de las redes sociales y la proliferación de fuentes de información demandan que el periodista no sólo sea rápido, sino también preciso y responsable. La velocidad nunca debe comprometer la calidad ni la ética. Adaptarse a las nuevas plataformas y formatos, sin perder la esencia de la labor informativa, es una constante evolución para la profesión.
En este Día del Periodista, honramos a todos aquellos que ejercen esta noble labor con vocación y compromiso. Reconocemos su valentía para enfrentar presiones, su dedicación para investigar y su pasión por contar las historias que importan. Su trabajo es vital para que nuestra sociedad avance, se desarrolle y fortalezca su espíritu democrático. Sigamos apoyando y valorando el periodismo de calidad, porque en él reside una parte fundamental de nuestro futuro como nación.