Tras dos años de conflicto, la Franja de Gaza se encuentra devastada con más de 61 millones de toneladas de escombros, lo que equivale a casi 170 veces el peso del Empire State Building de Nueva York.
Según un análisis satelital de Unosat (ONU), a julio de 2025, el Ejército israelí había dañado o destruido cerca de 193.000 edificios, representando el 78% de las estructuras existentes antes del inicio de la guerra.
El frágil alto el fuego que entró en vigor el 10 de octubre, bajo presión del presidente Donald Trump, abre la vía a la reconstrucción, la cual debe comenzar por la gestión de esta inmensa cantidad de residuos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió que los escombros representan un grave riesgo para la salud pública debido a la contaminación:
Amianto: Se estima que al menos 4,9 millones de toneladas de escombros podrían estar contaminadas con amianto, especialmente cerca de campos de refugiados.
Residuos Peligrosos: Cerca de 2,9 millones de toneladas podrían contener residuos peligrosos procedentes de emplazamientos industriales.
La destrucción se aceleró en los meses previos al alto el fuego, generando ocho millones de toneladas de escombros entre abril y julio de 2025, principalmente en el sur de la Franja.