La Iglesia en Magallanes vivió una jornada de profunda fe y recogimiento al celebrar la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, fecha que este año estuvo marcada por la coronación de la imagen de Nuestra Señora de Fátima en el templo parroquial del barrio 18.
El Obispo de Magallanes, Monseñor Óscar Blanco Martínez, presidió la ceremonia y recordó que María fue preservada desde el inicio de todo pecado para ser la madre del Salvador.
“María es la mujer alegre, llena de gracia, preparada por Dios para acoger al Verbo hecho carne. Ella es la madre de Dios, pero no es Dios. Por eso, cada vez que la coronamos, recordamos que el único rey es Cristo, y que Él debe reinar también sobre nosotros, así como reina en María”, expresó el obispo.
El párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, Bernardo Astudillo, explicó el sentido teológico de la fiesta: “La Virgen, desde el momento en que se gestó en el vientre de su madre, fue preservada del pecado original en vista de que sería la madre del Salvador. Por eso celebramos la Inmaculada Concepción, reconociendo este regalo único de Dios”.
Monseñor Blanco invitó a los fieles a vivir este gesto como un acto de liberación espiritual:
Petición: Pidió a María interceder ante su Hijo para liberarlos de las esclavitudes modernas (adicciones, consumismo, redes sociales, alcohol y drogas).
Propósito: Que los fieles puedan recuperar la libertad y la alegría de ser cristianos.
La imagen de la Virgen de Fátima, tallada en Portugal y traída a Punta Arenas, fue coronada con una corona proveniente del mismo lugar de las apariciones marianas.