En una jornada marcada por la alta tensión diplomática, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió este miércoles que el histórico acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) se encuentra en un punto de no retorno. El mandatario fue enfático al señalar que, si el documento no se ratifica en la cumbre de este sábado, Brasil desistirá de la negociación de forma definitiva bajo su administración.
"Ya les avisé: si no lo hacemos ahora, Brasil no hará ningún otro acuerdo mientras yo sea presidente", sostuvo Lula tras una reunión de gabinete, visiblemente molesto por los nuevos obstáculos presentados por potencias europeas.
La firma, que Brasil pretendía concretar este 20 de diciembre en la ciudad de Foz do Iguaçu, se vio empañada por el anuncio de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien calificó de "prematuro" el cierre del pacto. Italia se suma así a la férrea oposición de Emmanuel Macron, quien ha bloqueado el acuerdo presionado por el poderoso sector agrícola francés.
“Macron no quiere por sus agricultores y Meloni ahora se opone, vaya uno a saber por qué”, cuestionó Lula, prometiendo que, si la respuesta es negativa, Brasil adoptará una postura mucho más rígida frente al bloque comunitario en el futuro.
El tratado, que lleva más de dos décadas en discusión, busca crear un área de libre comercio que beneficie a ambos continentes:
-Exportaciones de la UE: Facilitaría la entrada de vehículos, maquinaria, vinos y licores a Sudamérica.
-Exportaciones del Mercosur: Permitiría un mayor acceso de carne, azúcar, arroz, miel y soja sudamericana al mercado europeo.
Lula defendió que los términos alcanzados son "más favorables" para la UE que para el Mercosur y que su bloque ha cedido en todo lo diplomáticamente posible para alcanzar un consenso.
Para el líder brasileño, la firma del acuerdo representa también un gesto político global. Lula argumentó que, ante el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su enfoque unilateralista, la alianza entre el Mercosur y la UE serviría para defender el multilateralismo y el comercio abierto. Sin embargo, las reticencias de Roma y París amenazan con dejar caer el proyecto tras 25 años de diálogos.