(Fuente: suplemento Análisis, Diario El Pingüino)

Ante nosotros, una joven veinteañera nos cuenta que llegó hace dos años desde Argentina, a trabajar a un club nocturno de Punta Arenas. Ahora tiene pareja, dejó el club y se trajo a su hija desde el país transandino. Dice que la experiencia no ha sido mala y que por ello, decidió quedarse a vivir en Magallanes. “La educación que recibe mi hija aquí, no la cambio por la de Argentina, porque es mucho mejor. Aquí todavía se dice “permiso” o “gracias”.
Quisimos conocer su opinión y la de otros inmigrantes -médicos, empresarios, garzones, cocineros, entre otros- acerca del debate instalado en los últimos días, a nivel nacional y regional, sobre la política inmigratoria nacional, tan precaria para unos, como excesiva para otros.
Su opinión es simple y dura. “Aquí en Chile, se debiera restringir, pedir más cosas. Yo veo que en el norte, hay muchos colombianos que hacen mucho daño y antes Chile no era así. Y así habría más trabajo para nosotros los que aquí estamos. Por eso debiera haber más control”, sostiene.
Cerca de allí (y muy lejos de allí, al mismo tiempo), la garzona colombiana, Jéssica Arboleda, trabaja en un céntrico restaurante de Punta Arenas. “Me han tratado muy bien en esta ciudad y no tengo queja alguna, salvo el alto valor de los permisos de trabajo. Este año subieron casi un 50% el valor del permiso de residencia y la visa de trabajo y creo que es mucho. Sólo el permiso de residencia cuesta ahora más de $ 90 mil, al año y a eso hay que sumarle la visa de trabajo que cuesta casi US$ 180 (unos $ 117 mil)”.
El tema de la inmigración en Chile y, más aún, en Punta Arenas, se ha tomado la agenda noticiosa, sobre todo, tras el bullado caso de trata de personas, denunciado esta semana ante la justicia.
Y sin embargo, el aporte que los inmigrantes es, fue y será, fundamental para una región tan aislada como Magallanes.
 
DE NOCHE
La vida nocturna de Punta Arenas tiene a muchas extranjeras, como protagonistas. La joven argentina sostiene que los controles policiales “son muy estrictos”, y que por ello, “es difícil hablar que las jóvenes vengan engañadas, sobre todo cuando se es mayor de edad. Al menos yo, no vine engañada”. Pero luego añade: “En uno de los casos denunciados, uno escucha a otras compañeras que les prohibían salir, ir al centro o hacer los trámites más básicos. Yo nunca tuve problemas, salvo en uno de los locales denunciados”, comenta.
Entre sus compañeras, una joven dominicana que lleva siete años en la actividad nocturna, agrega: “Hay chicas que vienen con contrato de trabajo para trabajar en un almacén y cuando la PDI, las revisa, se encuentran con las maletas llenas de tacones, minivestidos y lencerías. En mi caso, yo sabía a lo que venía y mi maleta estaba llena de minis y shortcitos”.

DE DÍA
Alejandra Carranza, médico oncóloga mexicana, ilustra quizá mejor que nadie hasta qué punto el aporte de un profesional extranjero puede contribuir al bienestar de los magallánicos, luego de las masivas protestas por la falta de un profesional que atendiera a los niños enfermos de cáncer de Punta Arenas. “Me han tratado muy bien, no he tenido ningún problema”. Al consultarle, sobre la necesidad de modificar las normas de inmigración, declara: “Creo que la inmigración es algo bueno, especialmente, en el área de salud donde hace falta más personal. Aquí en Chile, si lo comparamos con México, por ejemplo, hay muchos menos médicos en términos proporcionales a la cantidad de habitantes”.
Palabras similares brotan de la empresaria china, Yumei Wen, residente desde hace 12 años. Aunque en su caso, los motivos son diferentes. “Me vine de Cantón y con mi esposo pusimos este restaurante. Se nos hizo muy fácil y nos dieron todas las facilidades. Ojalá que pudieran venir más extranjeros. Aquí hay muy poca gente, muy pocos chilenos. Aquí en Punta Arenas en 10 años todo sigue igual; en China, en cambio, hay mucha gente y todo cambia muy rápido. Si hubiera más gente habría más casas y más comercio”.
 
ORDEN
La cocinera colombiana Catalina Nieva, residente desde hace 9 años y quien trabaja en el Hotel Savoy, se muestra menos optimista. “Cuando tú vienes a trabajar y cumples con las reglas, no tienes problemas, pero eso algunos inmigrantes no lo entienden. Creo que las normas de inmigración debieran ser un poco más estrictas, porque lo que uno ve es que llegan muchos colombianos a trabajar duro, pero también otros que traen sus malas costumbres y esas personas siempre van a querer eludir las leyes y los controles. Ya se ha visto en diversos casos policiales aquí en Punta Arenas que hay chilenos involucrados, pero también colombianos y eso a nosotros nos perjudica”, expresó la profesional quien destaca como muy positiva su experiencia en Chile. “Me han tratado muy bien, todo ha sido muy positivo”, dice.
Conceptos similares son los que entrega su colega, Jaime César Guerrero. “Si tú vienes a trabajar, no vas a tener problemas y eso ha sido mi caso. En general, sólo puedo dar las gracias por la oportunidad que he tenido de trabajar aquí”.
 
DESDE ARRIBA
El subsecretario del Trabajo, Francisco Javier Díaz, admite que la política de inmigración no está definida. “Que bueno que ustedes como diario aborden este tema ahora, antes que sea tarde”, señala.
El presidente de la CPC Magallanes, Alejandro Kusanovic, comenta:  “Debería liberarse la llegada de los extranjeros. El mejor ejemplo es lo que ocurre en la salud. No puede ser que no podamos recibir profesionales de otras universidades latinoamericanas, muchas de ellas incluso con premios nóbeles, pero cuyos títulos no son reconocidos aquí en Chile, eso es inconcebible”.
La joven dominicana que trabaja en un local nocturno, sin duda, lo apoyaría. “Tengo título de Marketing y aquí no lo reconocen. Por eso muchas trabajamos de noche”, confesó.