Visón americano amenaza la conservación de ave magallánica

General
11/03/2013 a las 08:06
La especie fue introducida en la región desde los Estados Unidos, específicamente a Punta Arenas entre 1934 y 1936.
Su presencia en Magallanes constituye un problema de gran magnitud, ya que se ha convertido en el principal depredador del Carpintero Negro. El campephilus magellanicus), ave típica de los bosques templados del sur de Chile y la Patagonia, es una especie muy exigente en cuanto a requerimientos de hábitat, por lo que prospera solamente en bosques que se encuentran en un muy buen estado de conservación, como los existentes en la Región de Magallanes. Habita desde la VII a la XII Región en bosques maduros de Roble, Coigüe, Ñirre, Araucaria, Lenga y mixtos.
Cuando se camina por los bosques al sur de la Patagonia Chilena se puede apreciar el sonido del “toc, toc, toc” que hace eco. Ese es el picoteo del pájaro carpintero más grande que se conoce en Sudamérica: el Carpintero Negro.
Esta ave está catalogada como especie en peligro de extinción, y la principal causa es la reducción de su hábitat hasta llegar a un tamaño insuficiente para sostener una cantidad adecuada de individuos. Este hermoso ejemplar de la avifauna chilena se encuentra protegido por ley, con veda indefinida, prohibiéndose su caza, transporte, posesión y comercialización en todo el territorio nacional. Además se encuentra incluido en el libro rojo de los vertebrados con problemas de conservación en Chile.
Esparcido entre la Cordillera de los Andes Chilena, el Sur Oeste de Argentina y la Isla de Tierra del Fuego, el Carpintero Negro habita más al sur que todos los pájaros de esta especie. Ellos prosperan en bosques antiguos que no han sido perturbados. Los cambios en componentes estructurales de los bosques, después de haber sido deforestados, transformados y fragmentados, son una de las amenazas para esta particular especie, y no sólo eso, a pesar de estar protegido en nuestro país el Carpintero Negro sigue corriendo riesgo, esto debido a un temible depredador que se ha convertido en un problema sin solución en la Patagonia, se trata del visón americano.
Introducción del visón
La introducción del visón en la Región de Magallanes es un ejemplo de cómo una acción orientada a iniciar una actividad económica, que no tuvo un objetivo perverso, pudo convertirse en uno de los problemas más serios de especies invasora de la región sur austral de Chile.
La especie fue introducida desde los Estados Unidos de Norteamérica, específicamente a Punta Arenas, en 1934 y 1936 por Edmundo Pisano, quien mantuvo un criadero hasta 1950, fecha en que cerró debido a su baja rentabilidad. Con el cierre del plantel una parte se sacrificó para la venta de pieles y el resto se vendió a un nuevo criadero que funcionó hasta 1970.
Entre 1968 y 1970 un miembro de la familia Pisano y socios hicieron nuevos intentos sin éxito para criar a la especie. Otros esfuerzos se efectuaron entre 1957 y 1975 en Los Andes, Longaví y Los Ángeles, sin prosperar.
En resumidas cuentas la presencia del visón en la Región de Magallanes actualmente constituye un problema de gran magnitud.
Imposibilidad de control
El control es difícil debido, principalmente, a su biología y ecología, así como a las características geográficas de la zona; además, no se han descrito procedimientos de erradicación factibles económica y biológicamente. Por ejemplo, la introducción de algún agente patógeno no es viable ya que los visones (mustélidos) pertenecen al mismo orden de los félidos y cánidos (carnívoros), por lo que comparten diversos virus (distémper, parvovirus, corona virus y otros) y su introducción tendría un impacto altamente negativo en la fauna nativa (pumas, zorros, entre otros).
El Servicio Agrícola Ganadero tiene atribuciones para fiscalizar esta situación, sin embargo no puede avanzar cuando se argumenta que los animales no fueron liberados, sino que se escaparon; es decir, se suele utilizar resquicios legales para justificar tal situación.
Una vez que los visones fueron liberados se encontraron en un ambiente muy favorable, prácticamente sin predadores efectivos y con una gran variedad de alimento disponible (patos, caiquenes, peces y otras especies de fauna nativa).
Estos factores, sumados a ciertas características reproductivas de la especie, contribuyeron a su exitosa y devastadora expansión. Provocando la disminución de la fauna nativa como el caso del Carpintero Negro lo cual ha producido como consecuencia, la acción de caza del visón.
Según informa el SAG los visones invaden desde La Araucanía hasta Cabo de Hornos. “Su población podría superar el medio millón de ejemplares. Cada uno es capaz de comer todo ser vivo que se le cruce gracias a su agilidad en el agua y tierra, sus largos colmillos y puntiagudas garras”. Por lo mismo, las autoridades lo declararon “animal dañino” en el marco de la ley de caza, autorizando su captura.
Carpintero en peligro
Aunque los expertos saben que el invasor ha puesto en peligro a varias especies, las que incluye peces, roedores, moluscos, ahora, una nueva investigación sospecha que la amenaza también alcanza al carpintero negro (Campephilus magellanicus), en la isla Navarino, en Tierra del Fuego.
El descubrimiento fue hecho por el investigador chileno y profesor de la U. del Norte de Texas (EE.UU.), Jaime Jiménez, junto a un equipo de investigación de la U. de Santiago (Usach), que se encuentra en Puerto Williams realizando una investigación sobre su comportamiento y potencial para el ecoturismo.
Fue en el marco de esta investigación que los expertos descubrieron dos hechos que incrementaron sus sospechas sobre la depredación que el visón está haciendo sobre el Carpintero Negro. Encontraron un collar de radiotelemetría -dispositivo que le han puesto a varios ejemplares para hacerles un seguimiento- que estaba al interior de una madriguera de visón. Además, presenciaron el acecho directo de uno de estos animales en contra del ave, por lo que la hipótesis del peligro que está corriendo el carpintero tomó fuerza.
“Desde el año pasado que estamos investigando al carpintero y realmente nos sorprendieron estos dos sucesos”, dice Jiménez, en declaraciones a un diario de circulación nacional, agregando que “estos son procesos que pasan inadvertidos, y seguramente nosotros nos dimos cuenta de una conducta que puede ser recurrente en el sector y que, si no es contenida, puede terminar con la extinción del animal que ya es vulnerable”.
Los investigadores piensan que, a diferencia de sus parientes del continente, los carpinteros negros que habitan en Isla Navarino no tienen un historial de encuentros con predadores terrestres, haciéndolos vulnerables frente al visón. Los científicos creen que este desconocimiento hace que las aves bajen desprevenidas desde la copa de los árboles hasta el suelo para alimentarse, y en ese instante es donde se produce el ataque del visón.
El equipo, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt), continuara realizando sus trabajos al menos por cuatro años más: “Pretendemos revisar nuevas aristas que no conocíamos del carpintero”, asegura Jiménez.
El Carpintero Negro es un ave de estructura estereotipada. En su mayoría, sostienen una pareja estable, pero existen casos que un macho más fuerte reemplaza al veterano. Asimismo, las crías pasan bastante tiempo en su núcleo familiar.
Gerardo Soto, ingeniero ambiental de la Usach y parte del equipo de Jiménez, dice que las crías de estas aves pueden pasar hasta dos temporadas con sus progenitores, donde aprenden a medir la densidad de los troncos para alimentarse (algo esencial para el carpintero) y para luego mudarse a otro territorio.
Además esta ave cumple con un rol fundamental en la vida de otros seres vivos, puesto que ellos actúan como modificadores fundamentales para el hábitat de otras especies del sur austral de Chile. Los grandes hoyos que hacen en los árboles para alimentarse y anidar son eventualmente abandonados. Luego, estos pasan a ser nidos y sitios de descanso, escondite y alimentación utilizados por otros pájaros, pequeños mamíferos, reptiles, anfibios e invertebrados, es por eso que se hace tan importante la conservación de esta particular especie, de manera que se pueda seguir escuchando ese “toc, toc, toc” que se ha convertido en una característica única de los bosques en el sur de nuestro país.

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