De esta manera viene al caso reconocer la propuesta cultural ofrecida por las regiones de Aysén y Magallanes, localidades extremas que lograron introducir a los más de 430 mil visitantes que han arribado hasta ahora, en las tradiciones ancestrales de cada uno de sus pueblos.
Y es que hasta el 12 de julio, Carolina Quintul, una de las últimas descendientes Kawésqar de Punta Arenas, ofreció dos talleres diarios de cestería en junquillo, invitando a los extranjeros a confeccionar aros, canastos, paneras, pulseras, entre otros objetos que podrán llevar de recuerdo.
“Es la primera vez que llevo mi trabajo fuera del país, jamás pensé que mi arte se vería fuera de Chile y sobre todo en Italia. Esto fue un premio a mi constancia, yo siempre tuve una inquietud de llegar más allá y estoy feliz de poder seguir con esta linda tradición”, sostuvo Quintul, hija de padre mapuche y madre kawésqar, quien aprovechó la oportunidad para explicarle a los asistentes la vital relevancia que tiene la transmisión de conocimientos a sus familiares, sobre todo porque ha servido como sustento permanente de ingreso familiar.