Se trata de la muestra “Los espíritus de la Patagonia Austral”, parte del archivo compuesto por casi 1.200 negativos de nitrato y placas de vidrio, que conserva el Antropos Institut en Alemania, y que fueron traídos bajo la curatoría del editor e historiador del arte español Xavier Barral y la conservadora del Museo Quai Branly en París, Christine Barthes, gracias a la gestión de los chilenos Verónica Besnier y Luis Weinstein, esto, según informa La Tercera.com.
Si bien la imagen de los “Pioneros” de la Patagonia, hoy en día está manchada por las atrocidades realizadas a las etnias locales, hubo un personaje que vale la pena rescatar y recalcar, Martín Gusinde, un explorador y etnólogo alemán, que entre 1918 y 1924, estudió y fotografió a los pueblos selknam, yagán y kawésqar, siendo el único que tuvo un contacto real y que nos ha permitido a lo largo de los años, conocer la cultura de este pueblo, rico en creencias ancestrales y que se exterminó por el contacto con la raza blanca.
El sacerdote y explorador viajó cuatro veces al territorio chileno, hizo amistad y de a poco fue construyendo un vínculo de confianza que le permitió familiarizarse con ese pueblo, documentarlo y fotografiarlo como ningún otro antropólogo pudo hacerlo más tarde. De él se pudo conocer los ritos realizados por esta raza, por ejemplo, el Hain, donde se hacía pasar a un niño a la adultez, por espíritus como Xalpen, Tanu y Shoort, que en realidad eran hombres disfrazados en pinturas corporales, quienes asustaban a los novicios, hechos que este entusiasmado explorador fotografió y hoy ya es parte de nuestra marca como Patagonia, las típicas artesanías, o recuerdos de los Espíritus Selknam.
Gusinde estableció amistad también con yaganes en Puerto Remolino, donde habitaba el ex-misionero anglicano John Lawrence, y fotografió, también en 1923, su ceremonia Loima-Yekamush, destinada a la formación de los médicos-hechiceros. También logro hacer algunos retratos a los kawésqar, los nómades marinos agrupados en Puerto Edén.
Verónica Besnier, la gestora, planea la itinerancia de la retrospectiva del sacerdote alemán que tendría su primera parada en el Museo Martín Gusinde de Puerto Williams, la muestra de Gusinde estará ahora en la Sala Matta, de la pinacoteca nacional, y lo hace con un recorrido que parte por el pueblo selknam, sigue con los yaganes y finaliza con los kawésqar. Los primeros, a los que el sacerdote dedicó mayor tiempo, son retratados con sus vestimentas de piel de guanaco, en sus chozas y por supuesto durante el rito Hain, para después mostrarlos con sus ropas occidentales que ya utilizaban en esa época, debido a sus contactos con los misioneros de la orden Salesiana.
Las imágenes de Gusinde destacan por ser retratos posados de los nativos, “Gusinde pone en situación a estos personajes, es un visionario que ve a estas civilizaciones en agonía y que piensa, sin equivocarse, que si no es él quien las conserva, se terminarán extinguiendo esas tradiciones”, comentó Besnier.
Las publicaciones posteriores a su estudio, ayudaron a denunciar el exterminio de los pueblos patagónicos, y es que desde 1870, la presencia europea en el territorio se intensificó con misiones salesianas y anglicanas, además de aventureros buscadores de oro y criadores de ovejas, quienes transmitieron enfermedades o derechamente asesinaron a los pobladores de las distintas etnias.
Sin lugar a dudas, a Gusinde se le amplió la visión de su futuro, luego de visitar la Patagonia, tras esto, viajó a Austria para estudiar Etnología, Antropología y Prehistoria en la Universidad de Viena, organizó otras expediciones en busca de otros pueblos; los pigmeos twa y bambuti del Congo, los negritos de Filipinas, los yupa de Venezuela, los ainos de Japón y los papúes de Nueva Guinea.
Esta exposición fue posible gracias al Departamento de Pueblos Originarios del Consejo de la Cultura, que también financió la exhibición en Chile, junto a aportes de la Embajada de Francia, el Instituto Francés y el Goethe Institut, siendo esta un verdadero tesoro histórico, de un visionario que fue más allá de mirar a una raza como seres inferiores, sino todo lo contrario, buscó y logró su objetivo, que esta etnia perdurara por generaciones, y fuera el orgullo de nuestra Patagonia, lugar que siempre debió tener.