La ciudad de Punta Arenas es una urbe hermosa, generalmente limpia más aún cuando sopla el viento.
Su cercanía al Estrecho de Magallanes la ha ido transformando en uno de los sitios turísticos más atractivos para miles de visitantes, tanto chilenos como extranjeros.
Y dado que Magallanes, en general, y Punta Arenas, Puerto Natales y Tierra del Fuego, en particular, figuran como destinos preferidos por quienes buscan la naturaleza en estado casi virgen, todos los centros urbanos debieran ofrecer el mejor aspecto a esos miles de visitantes que cada temporada y, por qué no decirlo, durante todo el año, llegan a estos prístinos lares australes.
En Punta Arenas, aparte del cementerio municipal, su arquitectura, sus museos y su gastronomía y calidad de sus servicios, ofrece, como atractivo, el Mirador del Cerro de La Cruz y el llamado de Los Soñadores, ubicados en lo que fuera llamado “Cerro de Las Siembras”, en los balbuceos urbanos de la capital de la Patagonia.
El problema es que para acceder al Mirador del Cerro de La Cruz, la calle Waldo Seguel presenta un aspecto lamentable, deplorable.
A partir de la vereda poniente de la Avenida España, la muy pavimentada calle cambia de aspecto: calzadas de tierra suelta y pedruscos; hoyos y piedras sobresalientes que desafían la destreza de los automovilistas que, desde temprano, dejan estacionados sus coches en esa cuadra, evitándose el pago de tarjetas, pero, en algunos casos, obstaculizando las salidas de vehículos de los residentes.
Ese es parte del problema, porque lo más grave de la situación la sufren quienes pretenden llegar por esa calle hasta Señoret y acceder al Mirador del Cerro de La Cruz.
Las escaleras de cemento están rotas, deterioradas, desniveladas, son utilizadas como baños públicos o como singulares camas para dormir al sol por las personas en situación de calle, después de haber pasado la noche en la Hospedería del Obispado.
El riesgo de un accidente no es menor, más aún si se considera que parte importante de los turistas que buscan acceder al Mirador, pertenecen a la tercera edad, peligro que también existe, pero en grado menor, en el acceso por calle Monseñor Fagnano.
En marzo, se entregaron obras de mejoramiento en el sector, pero que no se aprecian bien, no obstante de que en mobiliario urbano (bancos de cemento), mejoramiento de áreas verdes y de acceso, no se aprecien mucho, aunque costaron 502 millones de pesos en su primera etapa.
Las etapas posteriores están en evaluación y a la espera de recursos, pero por ahora, el estado de lo que iba a ser paseos peatonales, es lamentable y, más que eso, altamente criticables.