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Mal estado de calle Carrera Pinto, basura y delincuencia amenazan a los vecinos del Condominio San Ignacio

cronica
31/07/2017 a las 22:00
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La prolongación de la arteria carece de pavimento y su calzada de ripio está llena de hoyos. Desconocidos arrojan basura en las bermas, aprovechando la oscuridad. Delincuentes han intentado ingresar a los departamentos, después de saltar el cerco perimetral del condominio.

Hace un tiempo, decenas de familias magallánicas hicieron realidad el sueño de la casa propia cuando las autoridades les hicieron entrega de los departamentos recién terminados en las primeras etapas del Condominio San Ignacio.
El hermoso e imponente conjunto residencial ha visto aumentar los edificios de departamentos, el número de residentes y la cantidad de vehículos estacionados en espacios amplios y con buena visibilidad.
Aparte de algunas terminaciones  pendientes, tanto en los pasillos como al interior de algunos de los departamentos, pareciera no haber dificultades mayores, ya que algunos residentes han destinado recursos propios para cambiar las puertas originales y hacer algunos arreglos a su gusto.

Hasta allí, todo bien, todo hermoso, porque el paisaje periurbano lo es y está cerca el Río de Las Minas, donde se extraían pepitas de oro por parte de esforzados pirquineros, de los bosques y de algunas parcelas agrícolas.
Sin embargo, los vecinos hicieron presente que el acceso al condominio, por el mal estado de la prolongación de calle Carrera Pinto, está en malas condiciones y dificulta el tránsito de los vecinos que carecen de movilización y dañan los vehículos de quienes sí lo tienen.
Desde el término del pavimento de esa arteria, metros antes del Pasaje Ñandú, hasta las puertas del condominio, es un barrial continuo, lleno de hoyos y pozones en sus bermas.
Las lluvias, la escarcha, la nieve, el tráfico de camiones y maquinaria pesada han deteriorado la cubierta de ripio, generando barro que daña a los vehículos menores -autos, stations wagons y camionetas livianas- cuyos conductores se atreven a circular por el sector.

Los vecinos y sus incipientes organizaciones han hecho presente lasituación, tanto a las autoridades pertinentes como a la constructora a cargo de la obra, y recibieron la esperanzadora noticia de que la pavimentación de la prolongación de calle Carrera Pinto ya estaría licitada y su ejecución se iniciaría en breve.

Una buena noticia, pero no todo es miel sobre hojuelas, puesto que personas desconocidas e irresponsables han ido a botar basura y desperdicios surtidos en algunos puntos de la arteria, creando basurales que contaminan y afean el sector, asemejándolo a lo que puede apreciarse en el Pasaje Ñandú, donde existe un vertedero clandestino de basura, colchones rotos y neumáticos en desuso, entre otros artículos.
Delincuencia
Pero hay más, aunque los vecinos pidieron estricta reserva “y nada de fotos, por “favorcito”, porque tememos represalias o que vengan a romper los vidrios de nuestros departamentos”.
Andrea P.G. dijo que mantenía la puerta de su departamento con doble llave “porque ya trataron de forzar la cerradura una vez y menos mal que alcancé a darme cuenta y los reté, desde adentro de mi casa y, por la mirilla de la puerta vi a tres jóvenes que no viven en el edificio”.

C.O.M. confirmó esa versión, se declaró “molesta y muy asustada, porque hemos pensado poner chapas eléctricas en los portones de acceso, pero la reja del cerco se puede saltar sin problemas, y más aun si los intrusos son jóvenes”.
M.F.H. advirtió que “yo no quiero problemas con nadie, pero hace un par de días, al llegar a mi edificio, me encontré de sopetón con dos muchachos, de no más de 18 años, que estaban tratando de abrir la puerta de un departamento que parecía estar sin moradores. Me pidieron cigarrillos y se los negué hablando fuerte y caminando hacia ellos. Salieron corriendo y después me crucé con un tercer joven, que venía del piso superior y también corrió. Parece que como soy alto y robusto (bastante) les dio miedo y se fueron sin atreverse a más. Dejaron un desatornillador en el suelo, pero no han vuelto”.

Estos testimonios pueden añadirse a otros tantos de vecinos que, por ejemplo, tienen familiares en sus departamentos y que son adultos mayores o que llegan cuando ya está oscuro y aunque se instalaron ampolletas en los pasillos, la luz de las ampolletas no es suficiente, aunque sí económicas y de bajo consumo.
Todos quienes dijeron algo, confían en que la junta de vecinos será escuchada en sus peticiones de mayor resguardo policial aunque ya han adoptado medidas de autocuidado vecinal, como la formación de grupos de Whatsapp e instalar mirillas en las puertas de sus departamentos.

“Pero así y todo, es lindo vivir aquí, en lo propio, que harto nos costó y ya veremos la solución a estos problemas”, resumió Andrea, mientras aseguraba la puerta de su casa, con las llaves en la mano izquierda, mientras que con la derecha la sujetaba con fuerza, mirando hacia el pasillo del edificio.

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