La pesca artesanal reafirma su rol como pilar económico y social en el extremo sur. Según los últimos datos del Registro de Pesca Artesanal (RPA) administrado por Sernapesca, la región alcanzó un total de 12.750 inscripciones, evidenciando una actividad robusta que se despliega desde el Canal Beagle hasta la Provincia de Última Esperanza.
La categoría de Alguero se posiciona como la más numerosa, representando casi la mitad del total de registros regionales, lo que da cuenta de la importancia de la recolección de recursos bentónicos en las costas australes.
La distribución de las inscripciones muestra una clara especialización de los trabajadores del mar en la región:
Concentración Territorial: La Provincia de Magallanes lidera con 8.100 inscripciones, concentrando el 63,5% de la actividad regional. Le siguen:
Última Esperanza: 3.403 registros.
Tierra del Fuego: 756 registros.
Antártica Chilena: 491 registros.
El registro identifica a 7.474 personas habilitadas para la extracción, donde la disparidad entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad marcada en las caletas y puertos:
Hombres: 6.550 (87,6%).
Mujeres: 924 (12,4%).
En cuanto a la participación femenina, la Provincia de Magallanes también encabeza el registro con 472 mujeres, seguida de cerca por Última Esperanza con 292. En contraste, la Provincia Antártica solo cuenta con 10 mujeres habilitadas para la actividad pesquera.
Más allá de los números, el RPA permite dimensionar el arraigo de esta actividad en la cultura magallánica. La pesca artesanal no solo sostiene miles de empleos directos, sino que es el motor de tradiciones productivas y modos de vida que definen a las comunidades costeras.
Sin embargo, el alto número de registros plantea desafíos urgentes para las autoridades en términos de ordenamiento pesquero, la sostenibilidad de los recursos frente al cambio climático y la creación de políticas públicas que fomenten una mayor inclusión de las mujeres en la cadena de valor del sector.