Es un sector tranquilo, generalmente limpio, y cuyo nombre honra la memoria de un importante personaje de la historia magallánica del siglo diecinueve, en los albores de lo que en la actualidad es “La Perla del Estrecho”.
Diego Dublé Almeyda fue gobernador de Magallanes a partir del año 1874 y debió enfrentar un sangriento motín – el de los artilleros – motivado por la excesiva severidad de las medidas que aplicara como autoridad.
Herido y escondido en los bosques cercanos a la ciudad, logró sobrevivir. Dos años más tarde acometería una singular tarea: traer las primeras trescientas ovejas desde las islas Malvinas o Falklands, que en una década llegaron a 250 ovinos, sentando las bases de la ganadería magallánica.
Impulsó la llegada los primeros colonos suizos y favoreció la llegada de otros inmigrantes, de diversas nacionalidades, con lo cual potenció las actividades económicas de la, por entonces, cuasi ciudad puerto, pero aún colonia penal.
Después de renunciar al cargo de gobernador de estos territorios, desarrolló una activa y brillante carrera militar. Participó en la Guerra del Pacífico, comandó el regimiento “Atacama”, fue agregado militar en Inglaterra y después de haber sido sancionado por los vencedores de la Guerra Civil del 91, fue rehabilitado y falleció como profesor militar y con el grado de general.
Por eso es extraño que su nombre no haya sido dado a una arteria o avenida más importante y sólo un céntrico pasaje lo lleve y que, más encima, haya personas irresponsables que vayan a depositar en una curva, basura, maderas y muebles rotos, entre otros desperdicios.
Los vecinos no saben quienes fueron los autores de este acto vandálico, que no es nuevo, ni cuándo lo cometieron ni qué medios utilizaron.
Pero lo concreto es que la basura está ahí, en el Pasaje Diego Dublé Almeyda, esperando que personal y medios municipales procedan a retirarla.
Es lo mínimo que el pasaje que lleva el nombre del “Gobernador de las Ovejas” y la memoria de este ilustre personaje se merecen.