Unos ochenta de los 639 cipreses del Cementerio Municipal de Punta Arenas han sido atacados por el tristemente célebre “Pulgón del ciprés”, el cual, primero, modifica el tradicional color verde de esos árboles ornamentales; luego, le otorga un follaje  de color amarillo y, puede hasta secarlos.

Así lo dio a conocer el administrador del cementerio, Claudio Carrera, quien adelantó que se llamará a una licitación pública, dentro de un corto lapso, con el fin de que los cipreses sean fumigados con un poderoso insecticida producto de la química alemana, cuyo nombre se reserva para no alterar los términos de la próxima licitación a la que llamará el municipio local en el marco de su programa de protección de un patrimonio de la ciudad que data del año 1902, cuando el experto Einar Mutschke procedió a plantarlos en esos terrenos y en otros puntos de la ciudad.

Mutschke conocía de esas tareas, dada su permanencia, según se afirma, en Viña del Mar, a las relaciones que entabló con la viuda de José Nogueira y de la amistad que la distinguida dama estableció con la familia de José Francisco Vergara, impulsor y creador de los jardines de su famosa quinta y del Parque Botánico que le otorga un sello especial al sector de El Salto, situado entre Viña del Mar (la “ciudad Jardín”) y Quilpué, llamada “La ciudad del Sol”.

Pero ese patrimonio se encuentra en peligro debido a la presencia y acción del “pulgón del ciprés”, presumiblemente originario del lejano oriente.

La presencia de ese insecto se detectó en el año 2003, en la ciudad de Arica y se estima que llegó a Punta Arenas en la vestimenta de turistas que antes de trasladarse a Magallanes estuvieron en la puerta norte de Chile.

El “Cinara cupres”, nombre científico del insecto, quedó en evidencia en controles fito – sanitarios realizados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ya en los años 2006 y 2010, de acuerdo con lo informado por el administrador Claudio Carrera, pero la situación para los árboles del camposanto municipal se vino complicando y, como una forma de protegerlos, se fumigó a una decena de ellos, con un costo del orden de los 500 mil pesos, pero eso no eliminó la presencia del insecto en los demás cipreses, ya que ese es su hábitat, fuente de alimentación y área de reproducción, agregó el administrador del cementerio municipal.

El “pulgón del ciprés” tiene un vida de unos veinte días, en la estación de verano, pero en se período se alimenta, se reproduce y pone huevos, capaces de resistir el frío magallánico para reaparecer cuando la temperatura aumenta, provocando los daños que pueden apreciarse a simple vista en los ochenta cipreses dañados.

Es por esa razón, explicó Carrera, que se espera el llamado a licitación para fumigar todos los árboles en, por lo menos, tres oportunidades durante el período estival, para proteger este patrimonio que forma parte de la historia de la ciudad de Punta Arenas.

Al mismo tiempo, será parte de una necesaria fumigación de otros cipreses, ubicados en otros puntos de la ciudad porque también estarían infectados con el temible pulgón que los ataca, de acuerdo a lo señalado por expertos agrícolas.