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Folclorista e investigadora

Teresa Aravena y los 51 años de la muerte de Violeta Parra: “Chile fue ingrato y malagradecido con ella”

entretencion
05/02/2018 a las 21:00
Pinguino Web 1
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Hace 51 años, Violeta del Carmen Parra, decidió partir, con una vida ya bastante vivida, con penas, rabias y desamores, pero sobre todo, dejando un legado que cultivó conociendo, aprendiendo, investigando y compartiendo.

En el aniversario de su muerte, compartimos con una mujer magallánica, que tuvo el honor de conocerla y cantar junto a ella, Teresa Aravena, una folclorista que reconoce en ella su fuente de inspiración.

Fue a través del programa “Chile ríe y canta”, de Radio Minería, que en 1966, un grupo de artistas llegaron hasta Magallanes, para presentar un show, entre ellos, Violeta Parra, que en ese entonces no era tan conocida en la Patagonia.

En ese tiempo, dos hermanas crecidas en el folclore, eran populares en Punta Arenas, entregando al público un repertorio “escaso”, ya que no era mucho lo que llegaba de música. Las llamaban “Las hermanas Aravena”, quienes decidieron tocar en el evento musical de Radio Minería.

“Habían hecho un llamado para los músicos regionales, con el fin de que se presentaran en el concierto, entonces alguien nos incentivó y nos atrevimos a ir. Nosotros cantamos antes que ella y en la presentación de un tema el animador me pregunta quién era el autor y yo quedé en blanco.

Mi hermana estaba atenta y dijo de quién era (de Violeta Parra). No me podía imaginar que Violeta nos estaba mirando y escuchando, entonces, cuando bajé del escenario, nos dice chicas que cantan bonito y me mira y me dice ‘te olvidaste hueona’, y yo me quise morir, me dio una vergüenza caballa, eso fue impactante para mí, pero yo no la percibí como otras personas, no la vi desagradable, para nada”, asegura Teresa Aravena.

Tras su paso por Magallanes, dicen dejó un lanzamiento musical, como lo fue “Gracias a la vida” (tema que sería publicado oficialmente un año después), Violeta comienza su camino de despedidas, aquejada por la vida, enrabiada con los desamores y las injusticias sociales, continúa viviendo en su carpa instalada en Santiago, donde las cosas tampoco mejoran económicamente.

Finalmente, terminaría tomando la opción para acabar con sus males.

El 5 de febrero de 1967, Violeta decide dispararse en la sien, no sin antes dejar una carta a su hermano Nicanor, quien años más tarde publicara parte en el libro de su biografía.

Teresa Aravena tiene su propia versión de todo lo ocurrido con Violeta Parra.

¿Cómo se entera del fallecimiento de Violeta?
“Como impactan todas estas cosas, donde uno se queda con gusto a poco, ahí como que recién uno aterriza, sientes eso de cuando alguien se muere y piensas ‘no le pregunté esto, no hablamos esto otro’. Es lo que uno siente, no se dijo todo lo que se tenía que decir, no pude hablar con ella más, no la pude tener más cerca, porque no la vi más.

Me imagino la frustración que tuvo con nosotros, la deuda que tiene Chile con Violeta Parra. Ella, según sus amigos poetas, es la poeta más grande que tuvo Chile. Los poetas dicen que ellos no deberían llamarse poetas, a ese extremo hablan de ella”.

¿Cree que hay un prejuicio “moral” de por qué se mató, de por qué escribió “Gracias a la Vida”, por ejemplo?
“Ella sabía lo que iba a hacer.

Ella estaba encerrada, ya no había qué hacer. Yo creo que tuvo mucho desencanto con todo, con la gente, con el país... no voy a hablar de su vida sentimental, porque ella al ser tan apasionada, era muy poco tolerante y para vivir en pareja hay que ser tolerante.

Entonces, si lo miramos desde ese punto de vista, nada le iba a calzar. Era muy precipitada y eso no le sirvió a la vida. La llenaba de rabia y todo lo que emprendía, no le resultaba, por ejemplo, la carpa. Me pongo en el lugar de ella y no tenía otros medios para subsistir.

Ella quería vivir de esto y  en esa época era imposible vivir de la música. Su vida pasó a ser un desencanto. No la entendieron, no la comprendieron.

Ella me hizo pensar en cómo una mujer sin tener estudios académicos, logró saber y aprender tanto. Todo lo hizo por la investigación. Ahí comencé a entender todo lo que ella hizo y cómo en este momento nuestra identidad. Eso es lo más terrible.

Todo el trabajo de ella quedó archivado, no lo conoce la gente. Y cómo lo das a conocer, si a la gente no le interesa, es un grupo determinado de gente a la que le importa”.

¿Cómo repercutió Violeta en su vida?
“Me pregunto por qué Violeta siendo chilena, nunca la ayudamos, la acogimos y a nadie. Ahí se ve Nicanor que murió y nunca recibió el Nobel.

Pero si es de afuera, pucha que es lindo, que lo hace bonito. Es nuestra forma de ser y desgraciadamente Chile fue ingrato y mal agradecido con Violeta. Por eso, al ser yo una persona admiradora de ella, tengo que tratar de seguir trabajando en lo que ella hizo y que lo estoy haciendo.

Es una inquietud que me dejó, de seguir aprendiendo, de seguir buscando y conociendo. De que soy chilena, que tengo muchas cosas y que no lo las conozco ni yo, si no las conozco yo, menos te las puedo contar a ti”.

¿Qué tiene que pasar para que se pague la deuda con Violeta?
“Esto tiene que partir todo desde el aula. En primer lugar ahí no está. La gente piensa que hacer folclore es vestirse de china o con un sombrero de huaso y bailar cueca y el folclore lo hacemos todos los días, siempre hay un hecho inédito.

Entonces, cuando a los chicos le ofreces en el colegio te dicen ‘a mí no me gusta bailar cueca’. Ahí está el problema, ahí está la base para que tu ames.

Es como cuando te dicen si quieres comer algo y dices ‘no me gusta’, pero no lo has probado. Esa parte está mal, mientras no se recomponga eso y entre la educación musical, o haya un ramo, por ejemplo, de historia regional... si no sabemos eso, ¿qué sabemos de nosotros?”.

Tras una vida dedicada a la educación, el bordado y la música, Teresa Aravena se dedica a sus 77 años, a los libros, a la investigación, a la lectura y escritura (pertenece a Plumas Literarias), además de dejar un legado a las futuras generaciones sobre nuestras raíces.

El año pasado, junto a sus hijos y nieto, realizaron la propuesta, “Violeta de los Vientos”, un concierto íntimo, donde repasan la vida de la cantautora y la investigación que hizo esta artista regional, sobre cada trabajo presentado en canciones.


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