Samuel Miller y Carlos Oyarzún se conocieron el viernes, mientras se llevaba a cabo la conmemoración de la Toma de Posesión del Estrecho de Magallanes.
Allí compartieron anécdotas que sus ancestros traspasaron de generación en generación sobre aquella hazaña que hizo que estas tierras se anexaran al territorio chileno y que fue proeza de “sus abuelos”, comentaron.
En la goleta Ancud se embarcaron Carlos Miller Lorton, un inmigrante Irlandés que llegó a tierras chilotas por amor o por destierro, comenta su tataranieto Samuel, quien hoy reside en la localidad de Achao y con orgullo aceptó la invitación del Centro de Hijos de Chiloé para trasladarse a Punta Arenas a presenciar el acto.
“El año pasado me hicieron una entrevista en Curaco de Vélez. Yo soy de allá, nacido y criado allá. Sergio Cárdenas, me contactó porque le dijeron que yo era descendiente de Carlos Miller Lorton, el práctico de la goleta de Ancud. Él era mi tatarabuelo, un irlandés que se radicó en Curaco, que andaba en un buque ballenero inglés y se quedó porque en Curaco habían muy lindas mujeres y se enamoró. Otros dicen que se quedó porque el capitán del buque en el que navegaba lo bajó por ser irlandés. Así que formó familia con Juana Rosa Boques”, explicó.
Aquel año, 1843, también se embarcaba en la goleta Ancud, Evaristo Oyarzún Subiabre, tatarabuelo de Carlos Oyarzún Sánchez, quien es líder de la agrupación folclórica Esmeralda, perteneciente a Acochi.
“Yo vengo de la primera descendencia chilota que se crió en Magallanes. Don Evaristo Oyarzún Subiabre cruzó con su mujer a estas tierras en 1843. El venía como carpintero de rivera, se bajó aquí y no se fue más”, contó el folclorista.
Ambos
compartieron anécdotas sobre un mástil de la goleta que se rompió
mientras viajaban y que gracias a las reparaciones realizadas por sus
antepasados, pudieron llegar a puerto, entre otras proezas que tuvieron
que pasar para llegar a Magallanes. Mientras se ponían al corriente de
sus historias, comentaban que al pueblo chilote le falta unirse, sobre
todo si quieren generar cambios.
“Aquí lamentablemente las calles tienen puros nombres austriacos, porque los croatas o los serbios que llegaron fueron refugiados políticos y vinieron porque el gobierno de la época los ayudó. En cambio los chilotas vinieron a puro ñeque y levantaron esta región”, sentenció Miller, mientras Oyazo asintió con la cabeza.
@ElizabethMurga