La final de la pasada temporada de la NBA tuvo un desenlace esperado. El equipo de Golden State, cuyas máximas figuras fueron Stephen Curry y Kevin Durant, había sido el mejor del año y superaron con claridad a los Cavaliers. Dicha final, con salida de LeBron James incluida, provocó una profunda caída que continúa hasta hoy. Un hoyo del que no pudieron levantarse en pretemporada y que los tiene ahora como el peor equipo de la actual NBA, con un pésimo registro de una victoria y ocho derrotas.
La mala racha de Cleveland se explica, en gran parte, por la ausencia de LeBron, quien ya está brillando en Los Angeles Lakers después de un dubitativo inicio de temporada. Era evidente el aporte que James hacía en cada partido. Es más, un porcentaje importante del mérito por haber sido finalistas se le debe a él. En el actual plantel de los Cavs no hay quién le haga el peso.
El escenario se asemeja al que vivieron en la temporada 2010-11, cuando King James dejó por primera vez la franquicia que lo formó para aventurarse en Miami. Aquella vez, Cavaliers también sintió el golpe. Fueron los últimos en el Este con el segundo peor registro de la NBA en ese año: 63 derrotas y 19 triunfos, la cuarta peor marca en la historia de los Cavs.
El otro protagonista de los Cavs, JR Smith, aún está en el plantel, pero su presente está lejos de parecerse al escolta que era recurrente en los partidos de la temporada pasada. Su actualidad parece peor que la de su equipo. Ofuscado por su falta de minutos, hizo pública su intención de dejar el equipo, situación que está penalizada por la NBA.
Al ser consultado por un periodista sobre si quería salir de los Cavs, Smith respondió con un seco “sí”. Pero luego ahondó en su respuesta: “Lo saben. No me quieren aquí, así que obviamente conocen que mi deseo es salir del equipo”, expresó. Aunque aún no hay pronunciamiento de la liga, es sabido que los jugadores no pueden pedir públicamente un traspaso y esta declaración entra en esa categoría.