Si hay que nombrar a los mejores deportistas chilenos de la historia, el exjinete nacional José Santos sin duda entra el pódium de varios seguidores del deporte nacional.
Ganó más de 4.000 carreras en Estados Unidos, estuvo a punto de conseguir la histórica Triple Corona estadounidense, sus montas produjeron ganancias por más de 186 millones de dólares y en el año 2007, cerró su deslumbrante carrera ingresando al Salón de la Fama de la hípica norteamericana.
El 2007 fue el año en que se retiró e ingresó al Salón de la Fama de la hípica estadounidense
Hoy, a casi 13 años de dejar el profesionalismo, Santos conversó con Emol sobre su exitosa carrera, contó lo qué ha hecho después del retiro y también habló sobre el difícil inicio que tuvo en este deporte.
“Comencé a los 15 años y a los 16 partí hacia Colombia. Fue complicado. Me compliqué yo mismo. Fue una enseñanza de la vida. Al principio cuando vives con tus padres haces todo lo que te dicen y después cuando me fui de Chile estaba solo y ahí me vi liberé y dije: ‘Voy a hacer lo que yo quiera’. Ahí empecé con las fiestas, tomando trago, aprendí lo que es la droga. Tuve unos años de locura”, comenzó revelando desde Florida, Estados Unidos.
“No era una adicción grande. Si había bien, pero si no, no pasaba nada. Era algo más personal. Hacíamos a la cocaína. Nunca me gustó fumar marihuana u otra cosa. Era más de muchachos, para divertirnos, bailando. Le doy gracias a Dios que en casi seis años haciendo eso, nunca tuve un accidente en una carrera”, agregó Santos, quien hoy se define como un hombre “hogareño”.
-¿Se arrepiente de esos años de “locura”?
“No me arrepiento para nada. Fue una enseñanza de la vida, una etapa por la que pasan muchos muchachos. ¿La disfruté? Sí. Pero el 4 de enero de 1984, cuando me fui a Estados Unidos, dejé todo”.
-¿Qué le hizo cambiar el rumbo?
“En ese momento tenía 22 años y dije que era tiempo de ponerme serio. Sabía que tenía habilidad, pero no la estaba usando. Me prometí darle una mejor vida a mi familia. Prometí comprarles una casa a mis padres, porque estuve seis años en Colombia y nunca realmente los ayudé como tuve que haberlo hecho. En los primeros seis meses que me comenzó a ir bien en los Estados Unidos ya tuve el placer de comprarles una casa a mis viejos. Es el destino de uno, estaba marcado para mí de esa manera”.
-¿Cómo podría resumir su larga trayectoria en EE.UU.?
“Los primeros seis meses fueron duros. No me conocía nadie. Pero ya cuando comencé a ganar y a demostrar, se me hizo todo fácil llegar arriba. Pero lo más difícil fue mantenerse. Arriba cualquiera puede llegar, pero de la misma manera que uno llega arriba, a veces uno tiene un bajón y llega más rápido para abajo. Pero mantenerse 20 años es bastante bueno, eso fue lo que me hizo entrar al Salón de la Fama. Tuve una carrera muy exitosa”.
-¿Cuál es su mejor recuerdo?
“Ganar el Derby de Kentucky, es algo soñado para toda persona que está en esta industria. Es la carrera más vista y prestigiosa del mundo. Otro fue haber entrado al Salón de la Fama, sobre todo por los sacrificios”.
Su notable año 2003
y posterior retiro
El 2003 es un año que Santos jamás olvidará. Además de ganar el Derby de Kentucky, el jockey nacional obtuvo, junto al caballo Funny Cide, el Preakness Stake, otra de las carreras más importantes de la hípica. Sin embargo, llegó en el tercer puesto en el Belmont Stakes, carrera que ya había ganado en 1999, pero que no pudo repetir en 2003. Eso le impidió conseguir la ansiada Triple Corona.
-¿Quedó con una espina clavada por no poder ganar la Triple Corona en 2003?
“Yo sabía a lo que iba. Las dos primeras carreras que ganamos fue espectacular. Y ya la tercera veía al caballo que estaba decayendo. Tenía mucho en contra. El hípico, el que sabe ver las carreras, sabía que ese caballo no iba a ganar ese día”.
-En 2007 sufrió una fuerte caída por la que finalmente tuvo que retirarse, ¿cómo fue eso?
“Tuve cinco fracturas en la espalda, en las vértebras. Ahí dije no más. Tenía pensado correr hasta los 50 años, pero cuando me pasó el accidente tenía 46 y no tenía nada más que demostrar. Me había caído dos veces en tres meses y no quería esperar la tercera caída”, señaló entre risas.
Fanático de Federer y Messi, y su amistadcon Fernando González
-¿Qué ha hecho desde el 2007 en adelante?
“Estuve cinco años sin hacer nada. Disfrutando. Estuve viviendo solo en Nueva York y después me aburrí y me metí de agente un rato, pero no me gustó. Luego me volví a casar y mi esposa estaba trabajando en una compañía de comida en Florida y como conocía a bastante gente, la acompañé y me gustó. Al final me quedé con eso, vendiendo comida para caballos. Esto no es un trabajo fuerte, pero me da algo que hacer. Vivo una vida tranquila con mi esposa e hijos. También estuve con el jinete Héctor Berríos para ayudarlo un poco, pero después decidimos apartarnos. Pero siempre estamos ahí”.
-Aparte de su empresa, ¿con qué cosas disfruta?
“Me gusta bastante el fútbol y el tenis. Soy fanático de Roger Federer y Leo Messi. Al US Open he ido varias veces y voy todos los años a ver el torneo de Miami. También en el verano vamos tres meses a Saratoga, fuimos un año manejando a Canadá. La pasamos bien”.
- ¿Sigue a los tenistas chilenos?
“Sí, los sigo. En el canal del tenis lo veo diariamente, los sigo bastante. Soy, puedo decir, amigo de Fernando González. Siempre cuando viene para acá me llama. Le encanta la hípica y era dueño de un caballo que yo le ayudé a vender, que se llama Leitone. Eso hago también de vez en cuando: compro y vendo caballos”.
-¿Cómo están viviendo la cuarentena?
“Es para el bien de todos. Es algo que deberíamos hacer todos. Aunque a mí me toca levantarme igual. Mi rutina es levantarme a las 5 y media, a las 6 estoy en el trabajo y a veces me quedaba hasta como la 1 de la tarde. Ahora me estoy quedando hasta como las 11. Lo hacía de lunes a sábado, pero ahora solamente lo hago cuatro días a la semana”.
-¿Viaja constantemente a Chile?
“Fui en diciembre, porque mi ‘viejita’ se murió. Realmente no voy mucho, como debería ir. Pero mi familia, hijos y amigos están en Estados Unidos. Sí tengo muy buena relación con mis hermanos”.