Lentamente, el Mall Espacio Urbano Pionero de Punta Arenas empieza a volver a la normalidad... Aunque sea una normalidad con militares patrullando los pasillos, guardias de rojo armados de termómetros con forma de pistola y alcohol gel por doquier.

Ayer, abrieron sus puertas a la atención de público, la tienda Falabella y algunos locales en el primer piso. La semana pasada, ya lo había hecho, La Polar, mientras Ripley, en cambio, todavía no tiene fecha para dar este paso, aunque de todos modos, las personas hacían fila en su puerta para hacer trámites.

En la mañana de ayer, se advertía ya las primeras filas frente a estas tiendas, aunque la mayoría de los locales comerciales del primer piso mantenía, sin embargo, sus persianas cerradas y las escaleras mecánicas que conducen al segundo nivel seguían detenidas y bloqueadas con pequeños conos.

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Uno de los clientes que  ayer hacía fila frente a la puerta de Falabella, era Álvaro Huentelicán quien declaró: “Me parece bien que se inicie la atención de público, hay gente que quiere pagar y comprar electrodomésticos y mercadería. Ando viendo un freezer y lo bueno es que no hay muchas personas circulando”.

Más allá, Juan Carlos Díaz agregó: “Por lo menos no anda tanta gente y si uno está saliendo es porque necesita, si no para qué uno va a salir de la casa y hacer tremendo viaje y venir para acá. En mi caso, necesitaba comprarme un pantalón y por eso tuve que salir de la casa. La cosa está complicada por la enfermedad, las personas tratan de hacer las cosas lo mejor posible, pero también uno se cansa de estar encerrado”.

Otra persona quien se identificó solo como Karen dijo: “Tengo que venir específicamente a esto a comprar ropa, pero trato de no salir. Si las tiendas tuvieran la opción de enviarlo a domicilio sería mejor, pero es un mal casi necesario”.

Entre los locales que abrieron ayer, se contaba la tienda Saxoline. Cynthia Calderón, jefa del local, comentó: “Abrimos con todas las medidas de seguridad, ya me llegaron los kits de emergencia, ha estado medio tímido porque la gente está reacia a entrar”.

Calderón comenta que estuvo dos meses “suspendida”, es decir acogida a la nueva Ley de Protección al Empleo y aunque el Fondo de Cesantía le generó ingresos en ese tiempo, reconoce que fue una experiencia dura.

Andrea Gajardo, jefa de local de Rotter y Krauss, agregó que “ha sido bastante bueno, somos un local de primera necesidad y el flujo de público ha sido fluido”. Sin embargo, precisa que falta mucho para regresar a la normalidad. “Si antes entraban 120 personas al local, hoy no pasan de 20”.

El horario de atención de las tiendas va desde las 10.00 hasta las seis de la tarde, mientras otros locales más pequeños abren de 9.30 a 17.30 horas.