El Señor Jones es el dueño de la granja que imaginó George Orwell para escenificar su alegoría – Rebelión en la Granja (1945) - sobre la dictadura comunista de la Unión Soviética. Si bien en la película “Mr. Jones” (2019) se intercalan escenas que muestran cómo Orwell escribía su cuento, ésta se centra en otro personaje con el mismo apellido; la trama gira en torno al periodista Gareth Jones que en 1933 se hizo mundialmente conocido por contar públicamente sobre la hambruna (holodomor) que sufría el pueblo ucraniano bajo el yugo de Jósif Stalin.
El filme está bajo la dirección de la polaca Agnieszka Holland -directora de algunos capítulos de las series “1983” y “House of Cards”- quien es capaz de llevar a la pantalla un mensaje político claro, refutando aquella frase que algunas dictaduras hicieran suyas para justificar genocidios y limitaciones a las libertades individuales: “para hacer tortillas hay que romper huevos”.
La cinta hace referencia a la experiencia previa que había tenido Gareth Jones entrevistando al dictador Aldolfo Hitler y se centra en las ganas del cronista para entrevistar al otro tirano europeo de ese instante, el comunista Stalin. Jones inicia su travesía que lo llevará a Moscú e incluso a una de las fiestas desenfrenadas en el famoso hotel Metropol, pero finalmente decide partir en búsqueda del “oro de Stalin”, que es como le llamaban al grano que llegaba de las tierras negras ucranianas.
Ya en su recorrido por territorio ucraniano, Gareth Jones se encuentra con un país famélico. Las escenas en esta parte son incluso más crudas que las rodadas por George Mendeluk en la película de 2017 “Cosecha Amarga”, la que también tiene como tema central el holodomor. Si bien se trata de una recreación, sabemos que la realidad fue aún más cruel y en este punto el largometraje no escatima en ilustrar dichos momentos con particular detalle.
En lo que respecta al periodismo moscovita, el filme da cuenta de la utilización de las noticias falsas o “fake news”. En aquella época, las mentiras en los medios de comunicación eran habituales en la Rusia soviética, así como también la complicidad con la dictadura de algunos occidentales. En este último grupo entra el corresponsal del New York Times en Moscú, Walter Duranty, quien -ex profeso- jamás público artículo alguno referido al genocidio que sufrieron los ucranianos.
En un mundo lleno de noticias falsas y de ideas que buscan someter al individuo siempre es oportuno rescatar a esos señores Jones que están dispuestos a decir la verdad incluso si eso perjudica sus propias carreras o mueren asesinados posteriormente por los agentes secretos de los gobiernos totalitarios.
Tal como se expresó recientemente en una crítica de cine en el New York Times, Mr. Jones estuvo dispuesto a contar una verdad que muy pocos en occidente querían escuchar. A 90 años de dicha hambruna es tiempo de poner a la luz el sufrimiento de un pueblo.