Una deleznable reacción protagonizó la mañana del lunes el chofer de un colectivo de la línea 800 de Punta Arenas, luego que una pasajera de nacionalidad venezolana, quien no conocía la ciudad, le solicitó amablemente que le avisara su lugar de destino para poder bajarse, lo que inexplicablemente habría ofuscado al conductor, llegando a insultar con descalificativos xenofóbicos y racistas a la única ocupante del móvil en ese momento.
Todo comenzó cuando la víctima, de iniciales Y.A., de 33 años, se encontraba en el paradero ubicado frente al BancoEstado, en pleno centro de la ciudad, momento en que abordó el transporte de la locomoción colectiva para dirigirse hacia la villa Condell, precisamente a la casa de un familiar, lugar al que nunca había ido y desconocía los nombres de las calles y el trayecto mismo.
“Yo le pregunté al señor del colectivo que si pasaba por villa Condell, y el me respondió con mala actitud diciendo: Si po (sic). Yo me subí junto a otras dos personas y le pedí por favor que cuando esté cerca que me avise porque no me ubicaba muy bien, y el me vuelve a responder de mala manera. En el camino le volví a decir que no se le vaya a olvidar para que yo no me vaya a perder, y el me dice: sí, pero usted tiene que saber que está en Chile”, relató.
En ese momento, los otros ocupantes descendieron del vehículo, instante en que el individuo aprovechó para volver a reprocharla, solo por el hecho de ser extranjera.
“’Tú estás en mi país, ¿a qué vienes a mi país?’, me dijo, con palabras demasiado violentas. Yo le dije que si él no me podía dejar en villa Condell que me lo hubiese dicho y yo me subo a otro auto, yo no tengo ningún problema con eso. Y ahí comenzaron los insultos, entonces decidí grabarlo porque él estaba de verdad violento”, prosiguió.
Tras lo anterior, la mujer lo encaró diciéndole que le estaba pagando un servicio, lo que derivó en la devolución del dinero y la expulsión del móvil. La víctima logró registrar en su teléfono el iracundo e infantil comportamiento del colectivero, quien incluso llegó a agredirla físicamente y una vez que ésta se vio obligada a descender del transporte, el conductor emprendió rápidamente la huida.
“Yo vine a Chile a trabajar, tengo a mis hijos en Venezuela y debo velar por ellos, y vine a trabajar duro a este país para comprar sus medicamentos, sus alimentos y que tengan sus cosas al día”, recalcó.
Historial de discriminación
Pero esta no sería la primera vez que la joven sufre un episodio de discriminación en Punta Arenas. En conversación con Pingüino Multimedia, comentó que hace poco más de dos años que llegó al territorio nacional, viviendo siempre en la capital regional, habiéndose desempeñado en un conocido restaurante, pese a ser licenciada en educación, además de contar con cursos de paramédico y de auxiliar farmacéutica.
“Cuando yo llegué entré al restaurante y traté de hacer mi trabajo lo mejor posible, tuve una buena relación con mis jefes y compañeros de trabajo. Pero en el momento en que yo quedé embarazada empecé a sufrir agresiones. Me empezaron a cargar de trabajo y me decían que renunciara si no me gustaba, una compañera se molestaba porque tenía muchos controles por mi estado de salud ya que mi embarazo fue de alto riesgo. Un día sufrí violencia y gritos de parte de mi empleador, que yo perdí el conocimiento, me desmayé y cuando abrí los ojos estaba en el hospital, pero mi jefe nunca más me quiso contestar el teléfono”, detalló.
Tras nacido su hijo, intentó volver a su trabajo el pasado 7 de enero cuando su bebé cumplió seis meses, su empleador se desentendió del vínculo laboral que tenía con la trabajadora, dejándola sin empleo, expresándole: “no tengo nada que ver contigo”, sin pagarle finiquito, ni vacaciones habiendo trabajado por casi dos años.
“Desde que quedé embarazada que comenzó a pedirme la renuncia”, acotó.
Una lección de vida
En el lugar de la joven, cualquiera estaría decepcionado con los chilenos, por el trato que se le da “al amigo cuando es forastero”, donde la discriminación está aún tan arraigada en la sangre que se hace visible hacia los mismos mapuches, por ejemplo. Pero, la víctima en este caso aseguró que su intención al viralizar este episodio es que el mismo conductor viera y analizara su reacción, y a raíz de aquella pudiera ser mejor persona
“Mi intención de grabar al chofer y subirlo a las redes sociales es que las personas tengan conocimiento de que hay que respetar a todos, sin diferenciar ideologías políticas, cuál sea su género, color, si es de cualquier parte del mundo, y no tenemos que minimizar a las personas por ser extranjeros, porque todos somos iguales, trabajamos para sobrevivir, y debemos enfocarnos en ser mejores personas. Me imagino que el chofer es padre de familia y que también necesita su trabajo. Debería cambiar su forma de actuar tan violenta hacia las personas”, enfatizó.
Pese a todo lo anterior, develó que sólo interpondrá un reclamo ante el Ministerio de Transportes, y que por el momento no iniciará acciones legales en contra de su agresor. Aunque tiene un plazo de 90 días para poder hacerlo, si es que cambia de opinión.