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Columna de Opinión

Los amigos de Voltaire

columnistas
22/09/2020 a las 11:53
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ALFREDO FONSECA, ABOGADO

La libertad para expresarse dentro de los márgenes del respeto a los demás debiese ser una experiencia valorada y apreciada, como un ejercicio permanente y necesario para desarrollar la capacidad de escuchar al otro y recoger en lo posible lo bueno, sustancioso y aportador de cada opinión. Solo así es posible construir de mejor forma, las sociedades verdaderamente democráticas.
Recordando a la escritora inglesa Evelyn Betrice Hall, como gran estudiosa de la vida y obra de Francois – Marie Arouet, - el famoso filósofo y escritor francés conocido como Voltaire - y autora de una importante obra publicada en 1906, “Los amigos de Voltaire”, donde hizo famosa la cita “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Frase muy utilizada cuando se trata de graficar la disconformidad con lo que el interlocutor dice o piensa, pero que se valora y respeta solo por el fundamental derecho a la libertad que tenemos todos para expresar nuestras opiniones.
 Pese a que se atribuye esta frase emblemática de la libertad de expresión a Voltaire, este nunca la pronunció. La escritora Hall la ocupó por primera vez y la utilizaba para ilustrar cuando buscaba referirse al modo de pensar, creer y vivir del filósofo al que tanto admiró.
Sea Hall o Voltaire, lo importante es reconocer el derecho, la razón y valor que puede estar en la opinión de los demás, superando la premisa arcaica que siempre estaremos en la justa y considerada posesión de la verdad. Recordar a Voltaire, nos lleva a la libertad de pensamiento y a perseverar y no escatimar en críticas contra las intolerancias de todo tipo.
A la luz de los actuales acontecimientos agudizados por la aflictiva situación que nos impone la pandemia, podemos ver como las opiniones buscan solo desestimar la del otro, como si así fuera posible llegar a un punto que nos permita visualizar temas de encuentro para descubrir cómo construir un país mejor.
El sectarismo y los ideologismos barren y desechan hasta las más mínimas ideas discordante, todo se tamiza entre los buenos y los malos, dependiendo de que lado de la vereda se mire, del momento, del espacio y la situación, parece que el rédito siempre estuviese en la descalificación.
La tarea es ardua y permanente, si se quiere buscar los puntos de encuentros que nos permitan a raíz del plebiscito de octubre, encontrar los caminos que nos permitan iniciar la construcción de una sociedad más integradora, menos negacionista de nuestra historia y sobre todo preocupada de los valores necesarios de la justicia social, en la cual todos se comprometan y se sientan parte.
No hay peor actitud que el fanatismo consignista, que repite ciertas verdades a medias, para conformar o agradar sin ponerse a tono con los signos nuevos que nos brindan los tiempos y la historia. Perseverar en una actitud fanática sin darse cuenta que los países y las sociedades cambian, es como querer escuchar permanentemente una cierta pieza musical interpretada con instrumentos desafinados o que han perdido algunas de sus cuerdas.
Querer que la democracia o las instituciones funcionen, solo cuando se estima que van de acuerdo con nuestros particulares intereses o unilaterales formas de pensar, no es precisamente sinónimo de responsabilidad cívica y espíritu democrático.

Pingüino Multimedia entrega este espacio a su público para la expresión personal de opiniones y comentarios, apelando al respeto entre los usuarios y desligándose por completo del contenido de los comentarios emitidos.

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